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Estoy jodido. El jueves me dormí con el aire acondicionado encendido y ahora me estoy planteando seriamente la opción de vender mi casa para poder pagar la factura: Pasé una noche estupenda, eso sí, pero no sé si compensa por el dineral que me va a costar. Y es que no lo podemos negar, ha llegado un punto en el que estar cómodo en casa parece un bien de lujo, más que de primera necesidad.

El precio de la electricidad está disparado, más motivado que Messi en París, y lo único que podemos hacer es mirar atónitos como se van sucediendo y encadenando los récords de precios sin que nadie haga nada. Imagino que el calor echa para atrás, y que en los diferentes ministerios y ‘ministerias’ el aire acondicionado está apagado para ahorrar y por solidaridad con el resto de mortales que nos sobra mucho mes al final de la factura eléctrica. O porque no hay nadie, porque en agosto suele ser el mes de referencia para que muchos de los usuarios de los edificios públicos se tomen el reglamentario mes de vacaciones.

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Desde la Unión Europea admiten que han avisado a España de lo que puede y debe hacer para aliviar el precio del consumo eléctrico, el problema, imagino, es que no hay nadie para recibir el aviso. Y está la señora Unión Europea esperando en la calle porque no tiene quién le abra la puerta. Conociéndola, y como en el norte son más civilizados, seguro que se queda esperando en la puerta, sin protestar ni armar lío, con mucha paciencia y algún conato de lipotimia, a que el 1 de septiembre alguien le abra y le atienda. Cuando ya hayamos pagado el pastizal del recibo, y la situación no sea tan urgente.

Los tentáculos de las empresas eléctricas son tan largos, tan fuertes y tan pegajosos que no hay ideología que se resista a que la abracen y la expriman. Hay sueldos que están por encima de nuestras posibilidades y de los principios de algunos. Por eso ahora que pueden hacer algo para cambiar el precio, prefieren ladrar para el otro lado y hacer como que no va con ellos, ni con los aires acondicionados de sus chalets.

Bueno, amigo lector, solo quería compartir un poco de humor en este caluroso sábado. Además, tengo una buena noticia, casi hemos cruzado el ecuador de agosto. Ya queda menos para que venga el típico temporal de frío y nieve y las compañías eléctricas aprovechen para seguir subiendo los precios, también en invierno. Y para que los que mandan se sigan pasando por el forro lo que diga doña Unión Europea.