TW

Andar es algo que aprendemos sin pensar mucho desde niños. Sabemos que para ir de un sitio a otro hay que hacer pasos, los que hagan falta. También sabemos que de un solo paso, por largas que tengamos las piernas no llegamos muy lejos, hay que seguir haciendo pasos.

Esto tan simple parece que algunos políticos todavía no han aprendido, o se les ha olvidado después de estar tanto tiempo sentados en sillones, escaños y coches oficiales. Algunos esperan que las cosas se hagan en un solo paso otros consideran que los primeros pasos son inútiles.

En estos días he oido, no me acuerdo donde, decir que la nueva reforma laboral era un primer paso pero no suficiente. Claro que no, hay que seguir andando, pero es un excelente primer paso. Yolanda Díaz ha mostrado su capacidad y tenacidad para tomar ese primer paso con el acuerdo de sindicatos y empresarios, algo que no se suele suceder. Es todo un ejemplo de como desarrollar leyes en bases comunes y pactando. Pero claro, como suele pasar, a cierta parte de la izquierda no le parece suficiente.

La gran labor de Yolanda ha provocado fuertes chirriantes críticas por parte de Casado, que es lo único que sabe hacer. Es triste ver que un partido como el PP tenga ahora el grupo dirigente más incapaz de su historia. También ha habido nerviosismo y celos a la cumbre socialista, tampoco muy brillante, por la sombra que les hace Yolanda y como es natural también algunos de la izquierda tienen que protestar. De todas formas buena parte de la izquierda, centro y derecha han aceptado el acuerdo.

Uno que ha protestado desde la llamada izquierda es Rufián de ERC que acusó a la vicepresidenta del gobierno de no haber consultado con él ni con su partido. Ella dijo que sí lo había hecho. Lo de menos es quien tiene razón en esto, lo que queda claro es que con la misma critica se ve dónde le duele a Rufian: no ha sacado tajada de este asunto. Es triste que en vez de mirar el contenido de la ley se miren estos detalles movidos por intereses personales y de partido.

Noticias relacionadas

En los últimos 50 años probablemente un primer paso, que fue el más importante tomado, fue el acuerdo entre partidos en proponer la Constitución del 78. En este caso todos los políticos involucrados demostraron su interés por el país por encima de los intereses partidistas. Un gran ejemplo de como hacer las cosas en política.

Pero aquello fue también un primer paso. Una constitución es algo vivo que tiene que adaptarse en cada momento a los cambios de la sociedad y a la evolución del concepto de democracia. Eso es lo que los partidos que se autodenominan constitucionalistas, y en realidad son inmovilistas, no entienden. Para ellos la Constitución no se toca y eso es un gran error.

Por ejemplo, ¿tiene sentido en una democracia plena, como le gusta decir a Sanchez, que la jefatura del Estado sea propiedad de una familia y se vaya heredando? Para mí no tiene ningún sentido y me parece que seria lógico ahora que la situación del país ha evolucionado mucho desde la transición, que se volviera a preguntar a la ciudadania por esta cuestión.

Aunque este asunto parece carecer de lógica, se puede argumentar que los herederos al trono vienen preparándose toda su vida para este trabajo, mientras que la mayoría de políticos que podrían optar a ese puesto no parecen estar muy preparados para ello. Eso también tiene cierta lógica, por tanto no está nada claro lo que resultaría de una consulta a los ciudadanos sobre la monarquía. Pero lo que sí está claro es que ya hace falta hacer esa consulta y si se aprueba la monarquía hay que discutir la inviolabilidad del rey, los presupuestos de la Casa Real y la necesidad de transparencia. Así otras muchas consultas en otras cuestiones.

Como diría Aristóteles, el movimiento se demuestra andando y eso es lo que tienen que hacer los políticos, hablar menos y andar más hacia delante. Yolanda Díaz ha demostrado ser un excelente ejemplo en esto.