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Somos unos ilusos. Vemos como Putin destroza Ucrania y no se nos ocurre otra cosa que ‘castigarlo’ impidiéndole a Rusia que participe en Eurovisión, pensando que esta acción y otras similares, rebajarán las ganas que tiene de seguir liándola parda. ¿En qué puñetas estamos pensando? Esta medida dice mucho de nosotros, los mismos que pensábamos que no iba a ser capaz de protagonizar semejante barbarie hasta que el otro día se puso manos a la obra.

Europa, que es una caricatura triste y ridícula de lo que alguna vez fue –al igual que los países que la conforman y los que la quieren conformar-, asiste en primera fila a la expansión de un monstruo cuya hambre va más lejos de lo que nos queremos imaginar. La frase «No se va a atrever…» no puede volver a ir jamás de la mano de un sujeto con tales ansias de poder que no casan con el concepto cursi que tenemos de coexistencia y sociedad.

Quedan de puta madre los titulares populistas y los mensajes en los que se aboga por detener la destrucción y la violencia de Ucrania a golpe de declaraciones institucionales y condenas unánimes. Dejan al fulano o la fulana que los pronuncia a la altura de una versión Low Cost de Gandhi, mientras en Ucrania siguen muriendo sin que esas palabras ni las buenas intenciones detengan ni una sola bala. Ni tampoco ningún misil.

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Yo no tengo mucha idea de guerra, ni de matar, ni de morir, ni de muchas cosas, en realidad, pero como ser humano entiendo que si me están masacrando quizás no basta con el buen rollo, puede que me venga un pelín mejor que alguien me eche un cable para frenar al abusón que se aprovecha, ¿no crees? Hablaba la semana pasada de los que preferían mirar hacia otro lado para evitar que el marrón los salpique sin saber que están de marrón hasta las rodillas. Ahí estamos todos dándole a este conflicto un pelín más de importancia que a otros por el simple motivo que este nos pilla más cerca.

Quizá tendríamos que empezar a replantearnos el buenrollismo y las ganas de ser políticamente correctos pensando que a alguno puede que el castigarlo sin Eurovisión no le provoque ningún miedo (algunas fuentes cuentan que Putin todavía se está descojonando con lo de Eurovisión). Puede, insisto, que mientras a unos les preocupa si nos mata un soldado, una soldada, un soldade, un soldadi o un soldadu, a otros nos acojone morir, o no tener recursos para oponernos a que nos maten, nos matan, nos matin, nos maton o nos matun.

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