TW

Yo no se ustedes, pero los míos andan bastante bajos. Cuando me paro a pensar los motivos que han provocado ese descenso, siempre acuden a mi mente más o menos los mismos. Yo empecé a tomar nota de ellos a partir de los cincuenta porque creo es una línea, no se si roja o azul, que te viene a decir en voz baja y al oído que ojito, que ya hace tiempo que no eres un chaval, que ese automóvil que siempre te ha llevado a todas partes y muchas veces a velocidades vertiginosas ya va perdiendo aceite y que es necesario pasarlo por la ITV de vez en cuando para que no te deje tirado en la cuneta de la vida, que al menos lo haga cerca de algún banco donde puedas sentarte sin prisas y admirar el paisaje de una espléndida puesta de sol. Lo difícil es dar con ese banco y coincidir con una puesta de sol asombrosa, no es que no existan que las hay y muchas, lo que cuesta es tener la voluntad de salir en busca de ellas, porque el sol sale y se pone cada día, lo que ocurre es que nos pilla distraídos o que como muchas otras cosas, siempre lo dejamos para mañana, ese mañana que la mayoría de veces se nos escapa, cuando ya es demasiado tarde,    como agua por entre los dedos. Y para demostrarnos a nosotros mismos y ante los demás que seguimos siendo los de siempre aunque las bisagras nos fallen y el espejo nos siga mintiendo, cuando se nos pregunta que tal estamos, contestamos que vamos tirando y es que, en el fondo, somos los reyes de las sobras.