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El mundo ha cambiado muchísimo, querido Sancho. Las prioridades, las necesidades, las exigencias, las posibilidades… La mayor parte de todas las cosas que nos rodean están pensadas para hacernos la vida un poco más fácil y eso, irremediablemente, ha hecho que nos acomodemos y vayamos perdiendo perspectivas que en otras épocas imperaban.

Si nos centramos en el caso de los jóvenes, por ejemplo, las prioridades para incorporarse al mercado laboral, han cambiado. Hay un número importante de jóvenes, de jóvenes y de jóvenes, que anteponen el sueldo que puedan llegar a ganar a la ilusión que les pueda hacer el trabajo que hayan encontrado. En un mundo en el que estamos en constante exposición, necesitamos ganar mucho para poder mostrar todavía más. Esa marca de ropa cara, ese coche bonito o ese viaje de ensueño.

Tengo la sensación de que el mensaje que les ha ido llegando es el de que se merecen un montón de cosas a las que difícilmente tienen acceso y que para nada se han ganado. Lo sé, porque hace 15 años también me pasaba a mí, mientras soñaba con ganar un dineral sin hacer demasiadas cosas. Lamentablemente me equivoqué de profesión y elegí periodista. Gané un montón de dolores de cabeza, aunque la parte positiva era que tenía poco tiempo para gastar.     

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En los últimos tiempos he visto renuncias laborales que llegan al poco de empezar en un trabajo por diferentes motivos. Me sorprende la poca capacidad que tienen algunos jóvenes de plantarle cara a la vida, echarle valor y superar adversidades mientras lo que van ganando son lecciones y aprendizajes que en el futuro inmediato les ayudarán a convertirse en adultos.

Y a esas experiencias les hace falta noticias malas, desengaños, fracasos acompañados de las lecciones correspondientes. Me gusta pensar que el mejor aprendizaje llega acompañado de una derrota que te anime a aprender y a mejorar. Creo que hoy en día está demasiado mal visto perder cuando en realidad no es más que la opción de volver a intentarlo y hacerlo distinto para llegar a ganar. Una derrota es una oportunidad.

dgelabertpetrus@gmail.com