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13-IV-23 jueves

Asisto en el Claustre del Carme a la presentación del libro «Època de muda» que recoge un ramillete de artículos de cariz ambiental publicados en «Es Diari» por Miquel Camps, coordinador de Política Territorial del GOB Menorca. Es una buena ocasión para tomar el pulso al ecologismo insular en una época de grandes controversias, sin ir más lejos, hoy mismo con el resbaladizo asunto de Doñana en todas las portadas.

Y la gran afluencia de público, viejos amigos muchos de ellos, la mesura y calidad de los presentadores y la poderosa personalidad del siempre comedido, riguroso y brillante autor de los artículos que recoge el libro, configuraron un delicioso fosquet cultural, una exhibición de músculo por parte del mundillo ecologista y la confirmación de que el conservacionismo insular goza de muy buena salud, frente a los (no pocos) que le atribuyen el deslucido papel de obstaculizador del desarrollo económico

Al volver a casa pienso que no somos dueños de la naturaleza sino solo usufructuarios, obligados a legarla en buenas condiciones a las generaciones venideras.

15-IV-23 sábado

Escribe la acreditada periodista mahonesa Susana Quadrado en «La Vanguardia» un interesante artículo sobre la masificación turística. Extraigo algunos párrafos (las cursivas son mías):

«Se empieza viviendo con el turismo, cuando las proporciones son adecuadas y miscibles. A continuación, se vive del turismo cuando es fuente de riqueza económica y cultural. Y luego se pasa a vivir para el turismo. Aquí se alcanza ese punto de desbordamiento irreversible que desemboca en saturación si no se controla.

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Nadie en su sano juicio pretende matar la gallina de los huevos de oro. No se vislumbra alternativa, una vez aniquilada la industria autóctona que se movía por otros márgenes. Sin embargo, poner freno al disparatado crecimiento turístico no solo se entiende como una acción de autodefensa sino tal vez la única postura racional… Ya se conoce cuál es la siguiente etapa: vivir contra el turismo».

16-IV-23 domingo

Lo de Évole: tirón de orejas a un entrevistador hábil e incisivo, pero demasiado intervencionista, cortando argumentaciones y parloteando en exceso.

La entrevistada: sonrisa permanente, posiblemente natural, experiencia política, se muestra contradictoria con su talante cuando su rostro se agrieta indisimuladamente al    hablar de su antiguo conmilitón Pablo Iglesias. Tampoco parece muy diplomático tildar de dictatorial al régimen marroquí cuando el gobierno, del que forma parte destacada, se está dejando jirones de prestigio en sus relaciones con el vecino del sur.

18-IV-23 martes

Siento vergüenza ajena por la incalificable rueda de prensa de Joan Laporta sobre el «caso Negreira», una lección de victimismo emisor de tinta de calamar que propicia un vengativo    video del Real Madrid sobre la identidad real del asendereado «equipo del Régimen», mantra del barcelonismo desde tiempo inmemorial. La duda que nos quedará a los culés es si, a través del oscuro Negreira, el Barça pagó a árbitros para adulterar partidos,    lo que no parece probable ni demostrable (de serlo sería acreedor de fuertes sanciones). Y ya puestos, se podrían investigar también los campechanos apretones de manos en el palco del Bernabéu entre prebostes de las finanzas, de la política, del deporte, del ¿arbitraje?...

19-IV-23 miércoles

Tampoco parece probable que alguien pague políticamente por el fiasco de la ley del ‘solo sí es sí o por el dramático (y vergonzoso) caso de la valla de Melilla. Parece que el Gobierno quiere pasar página (asunto amortizado, dicen), aunque la ministra Irene Montero y el ministro Marlaska debieron haber sido cesados hace tiempo, como algún que otro estratega de Génova que, en vez de analizar y proponer    sus alternativas políticas se limitan a descalificar cualquier ley o contra ley del Gobierno «porque la avalan independentistas y filo etarras». Brillante argumento.