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Ya no puedo más del ruido causado por la preparación de las elecciones en Estados Unidos y de las elecciones en España. Son días y días de ruido sin contenido y de disparates por parte de algunos candidatos. Encima en Madrid nos ha vuelto a tocar la Sra. Ayuso. Se me hace difícil imaginar que alguien pueda votar a esa mujer, como también se    me hace difícil en el caso de Trump. Ya decían los romanos «stultorum infinitus est numerus». Por tanto, no voy hablar de política.

Como voy a Menorca dentro de unos días, eso me permite enfocar mi mente en otras direcciones sin relación con la política. Siempre es un gran placer para mí volver a mi tierra natal y poderme encontrar con parientes y amigos. Numerosos son los recuerdos que me vienen a la memoria de mi niñez y juventud.

Estos días me acordaba de lo mucho que me divertía el jugar con serpientes durante las vacaciones de verano. Eran culebras y cuando estaba en el campo siempre me gustaba cogerlas, pero son muy rápidas y era muy difícil. Aparte de mis fracasos en poderlas coger, sus mordidas me dejaron algunos recuerdo en la piel. Pero lo pasaba bien.

Después de esa experiencia infantil, fue una sorpresa para mí al llegar a Tennessee y oír hablar de las iglesias que hay en los Appalachians que en algunas de sus ceremonias practican el manejo de serpientes, en este caso serpientes de cascabel u otras especies altamente venenosas. Mientras suena música soul o country todos los feligreses cantan emocionados, el pastor les va pasando algunas de esas serpientes mientras que a la vez beben veneno. Esa es una demostración de su fe en Dios, ya que ellos piensan que si creen en Él no morirán. Estas ceremonias se realizan principalmente en Pentecostés.

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2 En América, estas iglesias nacieron en la transición del siglo XIX al XX en los Appalachians. No se conoce quién fue el iniciador, pero unos de los motores básicos fue el pastor George Went Hensley en Tennessee. Allí él empezó en la iglesia Church of God pero su forma de hacer las ceremonias no fue aceptada por esta denominación y entonces creó la iglesia Church of God with Signs Following. Él extendió está denominación en varios Estados, lindantes con los montes Appalachians. El pastor Hensley, antes de serlo estuvo vagando por estos montes en busca de su fe. Allí tuvo una experiencia mística y ésta le empujó a su apostolado.

La base «teológica» para ese tipo de ceremonias está en el evangelio de Marcos, capítulo 16 versículos 17 y 18. En este párrafo, el evangelio describe las palabras de despedida de Jesús a sus apóstoles después de haber resucitado y antes de ascender a los cielos. Jesús les dice: «Estas son las señales que acompañaran a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, tomarán serpientes en sus manos, y aunque beban veneno no les hará daño». Es curioso que este capitulo 16 no aparece en las versiones mas antiguas del evangelio de Marcos. Parece que fue agregado posteriormente. En el evangelio de Lucas 10, 19, hay también una frase parecida, pero menos clara, a la del evangelio de Marcos.

Al extenderse esas prácticas, algunos Estados tomaron medidas prohibiéndolas a menos de que los que manejaban las serpientes tuvieran un entrenamiento adecuado para ello. Estas leyes se han llevado a los tribunales alegando que atentaban contra la libertad de expresión y de religión. Los tribunales en todos los casos han mantenido las leyes de los Estados. Ningún caso ha llegado aun al Tribunal Supremo de los Estados Unidos.

Lo que si se sigue viendo periódicamente en las noticias es la muerte de alguno de estos pastores al ser mordido por una serpiente venenosa. El pastor Hensley fue uno de ellos en 1955. A pesar de ello siguen las ceremonias y el entusiasmo de los feligreses durante ellas.

Después de hablar de estas cosas, solo puedo acabar diciendo lo mismo que dije al principio: «stultorum infinitus est numerus».