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Como tierra de acogida que es o acaba siendo con el visitante, Menorca ha derivado en la otra patria de peninsulares que han acabado haciendo su vida en este territorio al que llegaron siendo aún jóvenes para ejercer puntualmente su profesión y decidieron que este sería su sitio hasta el fin de sus días.

Hay ejemplos sobrados en múltiples disciplinas, desde el militar destinado a regañadientes, ejecutivos del Aeropuerto, médicos, trabajadores que venían a la temporada turística... hasta deportistas profesionales.

En este último grupo aparece Elías Noval Martín (Langreo, 1956), un asturiano auténtico abrazado al menorquinismo desde que en 1991 fue contratado por el Sporting Mahonés en Segunda B. Sin perder un ápice del acento bable propio de su tierra natal, Elías se ha mimetizado con la Isla en estos 32 años como un caso excepcional. Se trata del único deportista que arribó a Menorca como profesional y se jubila de la misma forma. Muchos otros tuvieron el mismo propósito inicial, pero acabaron cambiando de ocupación.

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Riguroso siempre, terco en ocasiones, a la par que cercano y amable, el ‘asturianu’ ha ejercido en Sporting, Alaior, Unión, At. Ciutadella, Es Mercadal y sobre todo Sant Lluís. Ha sido entrenador de primeros equipos y ha formado a centenares de niños y niñas en los valores que transmite el fútbol y cualquier práctica deportiva para convertirlos en mejores personas.

No se trata de subrayar sus títulos en juveniles, Regional o ascenso a Tercera, ni de recordar sus destituciones, que también las ha tenido como cualquier buen técnico que se precie, sino de poner en valor lo mucho que el profesor Noval ha sembrado en Menorca entre tantas y tantas personas.

Prueba de gratitud se la dio el sábado una amplia representación de quienes han compartido estas tres décadas con él, también directivos y Federación. Todos se unieron para sorprenderle y regalarle un aplauso en el cierre de su etapa más activa porque Elías lo merecía. Es un gran tipo.