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¿Cómo están queridos lectores? Espero que igual de felices que los propietarios de Mattel con la recaudación de la película «Barbie», esperemos que esa alegría se transforme en buenas acciones y les paguen un sueldo digno a los empleados y empleadas que hacen sus famosas muñecas en China e Indonesia. Dicho lo cual, ¿no les parece flipante, pero muy, muy flipante que haya personajes que se escandalicen cuando una mujer enseña sus tetas? Esas dobles varas de medir de la machoesfera, si Freddi Mercury cantaba sin camiseta no había problema, si un candidato a presidir un país se fotografiaba sin camiseta con un narcotraficante que tampoco llevaba camiseta no había problema, sin embargo, si lo hace una mujer, los machofachas ponen el grito en el cielo. Y algunos argumentan que eso va en contra de las normas de su dios. Atención pregunta: ¿vestían Adán y Eva de Benetton, o iban en pelotas bailando felices por el Edén? Hipocresía nivel máximo, lo que viene siendo la seña de identidad de esta tropa ultraderechista que campa a sus anchas por ambos hemisferios, miren ahora Argentina, carajo.

Mi íntimo amigo el profesor, engullidor profesional, maestro de las deposiciones mas legendarias y youtuber John Wilson lo tiene muy claro, en nuestra última conversación antes de abandonar Menorca me dijo: «Desconfía de las personas que hablan para no decir nada, esas que verbalizan lo obvio, esas que cuando están viendo una película y aparece la Torre Eiffel informan a los demás en voz alta de que eso es Paris. Esos son los tontos útiles Cabezas, los que repiten como papagayos los eslóganes que les sueltan, los que huyen del pensamiento crítico como de la peste porque es muy cansado reflexionar y darle al coco. Los que se piden un café con leche y sacarina y un croissant de chocolate. Los que adelantan por el carril interior de las rotondas, porque la palabra ‘educación’ no les suena de nada. Los que se beben la cerveza caliente, o te la ofrecen sin sacar ni unas tristes olivas para picar. Porque todos esos son los que venden soluciones fáciles para problemas complejos, y te sueltan sin pestañear que el rey es campechano, o que la sanidad pública es muy cara, o que los inmigrantes se llevan todas las ayudas, o que los toros son un arte. En definitiva, son los que no pueden andar y mascar chicle a la vez porque se tropiezan».

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Les confieso que pocas veces había visto a mi amigo Wilson tan enfadado, y me dio un poco de lastima despedirme de él de esta manera. Me dijo que cogía rumbo a Nueva York para seguir con sus investigaciones para su canal de YouTube, al parecer hay un proyecto de la Casa Blanca para tapar el sol y así luchar contra el cambio climático bajándole la temperatura a la Tierra. Pero el poderoso lobby de los terraplanistas se opone porque argumentan que el sol es en realidad una enorme estufa de gas regulada a través del 5G por el Kremlin y el Gobierno de Pekín, vamos, un follón al que solo puede poner luz alguien como el profesor Wilson.

Una semana después de la despedida con John Wilson supe el porqué de su enfado. Al parecer un día intentó llegar nadando a la playa de Macarella para bajar los seis desayunos que se zampó en el hotel, y le fue completamente imposible porque el Mediterráneo entero estaba cubierto de millones de yates que no dejaban ver el agua, y los pocos huecos que quedaban los ocupaban pateras de personas desesperadas a las que nadie hacía caso. A la salud de mi amigo, más lúpulo que nunca y feliz jueves.