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El monopolio de Vueling en Menorca, un año más, no puede traer nada bueno, máxime si consolida nuevas estrategias para encarecer el precio de los billetes.

Se esfuerzan las compañías de bajo coste, como la empresa española propiedad de la IAG, por ejemplo, para urdir iniciativas exclusivamente encaminadas a hinchar el coste de los viajes de mil y una maneras, en contraposición a lo que intentamos normalmente los usuarios por razones obvias. Tanto es así, por ejemplo, que no debemos descartar, a medio o largo plazo, tener que abonar el enésimo suplemento por llevar una prenda de abrigo bajo el brazo y pretender entrar con ella en la cabina del avión.

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La mayoría de las compañías low cost ya han normalizado el cobro del equipaje de mano, esa pequeña maleta tipo trole con la que viajábamos a nuestros destinos más habituales. No es porque no haya espacio en la cabina, ni porque suponga un peso añadido, es simplemente un afán recaudatorio que la autoridad les permite. Es decir, si pagas el suplemento -uno por cada trayecto- la pequeña maleta puede viajar contigo dentro del avión sin problemas. Caso contrario hay que viajar con una pequeña mochila que se acomode bajo el asiento.

La última medida que incrementa el abuso para el encarecimiento del billete está en la facturación on line que puede realizarse cómodamente desde el móvil o el ordenador. Vueling, aunque probablemente no sea la única, de un tiempo a esta parte bloquea los asientos que se asignan aleatoriamente, es decir, aquellos que no implican un coste añadido, muchas horas antes de la salida del vuelo. Desliza un mensaje en pantalla que te invita o bien a pagar por ocupar un asiento determinado, de entre 13 y 50 euros aproximadamente, que se encarece cuanto más cerca está de la puerta delantera de salida, o bien te obliga a facturar en el Aeropuerto una o dos horas antes, con la pérdida de tiempo que supone. Un nuevo abuso que no debería permitirse.