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Ring... Ring...                                                                     

- Yes tell me? You want?                             

- Good morning. Is this the White house?

- Yes, yes, esto es la residencia de Joe Biden y su esposa, antes también tenían su perrito Commander, pero ya no. Yo fui su última víctima. Ya ve que puedo hablarle en español. Yo soy Johnny Pacheco, de Puerto Rico, el estado libre asociado a este gran pueblo que son los Estados Unidos de Norteamérica, exceptuando Canadá y México, claro, que también son de Norteamérica, pero van a su rollo, en plan independiente, me refiero. Perdón, es probable que hable demasiado, a los pueltoliqueños nos gusta darle compás a la lengua. A lo mejor es usted un espía y yo le estoy pasando información reservada, aunque lo único que le he dicho es que soy de Puerto Rico, de Bayamón, resumidamente. Es que llevo dos días aquí, de operador, y aún no controlo. Hasta hace poco estaba de jefe de los servicios de información de la CIA para Oriente Próximo y aledaños. Nada, que no me enteré de la incursión de Hamás. Yo no sé el idioma ese, tan raro, ¿cómo quieren que me entere? El intérprete ya había consumido el cupo de horas extras y yo estaba solo. Si con alguien no se va a meter la bestia es con los sindicatos. Ya lo vio usted en el piquete de Michigan, megáfono en mano. Eso son piquetes y lo demás son cuentos. Biden contra la General Motors. Bueno, perdón, me enrollo más que el Bad Bunny. Nada, que los de Hamás entraron en territorio ocupado, o sea territorio suyo propiamente, ocupado por los colonos de Israel, y yo salí por piernas de Langley. Y aquí estoy, amigo mío, dispuesto a empezar de nuevo. Pero, por favor, ¿con quién tengo el placer?

- Josep Portella, próximo premio Pulitzer de periodismo si sigo así, con estas exclusivas.

- ¡Ay bendito! Joseph, ¿no será usted medio inglish?

- No, soy de Menorca island.

- ¿Eso es del archipiélago de las Feroe?

- Frío, frío.

- No, si frío ya hace allí. Hace unos años, cuando dije que lo del Brexit era una tomadura de pelo, me enviaron a la estación de Svínoy y me salieron sabañones hasta en las uñas.

- Me refiero que frío, que Menorca está más abajo, mucho más abajo.

- Bueno, déjelo, ahora no caigo. Pero, por favor, dígame cual es el objeto de su llamada. ¿Qué es lo que? ¿Es usted, amigo o enemigo?

- Amigo, ¡claro! Puerto Rico siempre me gustó. ¡Como me gustaría ir para el festival de Bomba y Plena! Bueno, lo que yo deseo es hablar con el presidente Biden.

- ¡Toma del frasco, Carrasco! Eso dicen en España, ¿no? ¿A cuántos no les gustaría hablar con el number one? Pero ahora no puede ser. Ahora tiene sus meditaciones en el jardín del té. El jardín del té es como llamamos aquí a la sala de masajes. Cada mañana sale de running y hoy se ha pasado, ha hecho un kilómetro y hemos tenido que rescatarlo en ambulancia. Chochea, ¿sabe? Pero el mundo está en buenas manos. Ahora le ponen a punto para la reunión con Zelenski. Sí, el Zelenski se ha presentado esta mañana sin avisar. Se pasea por la Casa Blanca como si fuese su casa. Nada, que ahora el chico está celoso de Netanyahu, que dice que Estados Unidos le da más a Netanyahu que a él. Creo que viene a pedir mil millones de dólares más para comprar armas. El Biden es muy listo: le da mil millones a débito para que compre armas a la Lockheed Martin, o sea que en realidad no salen de Estados Unidos. Cuando acabe la guerra, Ucrania nos deberá trenta años del PIB. Como dijo el gran George Kennan durante la Guerra Fría: «Si la Unión Soviética se hundiera mañana bajo las aguas del océano, el complejo industrial-militar estadounidense tendría que seguir existiendo, sin cambios sustanciales, hasta que inventáramos algún otro adversario. Cualquier otra cosa sería un choque inaceptable para la economía estadounidense».    ​Es literal, amigo mío. La Unión Soviética se hundió y desde entonces estamos siempre con lo mismo. Pero, perdone, si míster Biden no se puede poner, a lo mejor yo puedo satisfacer su curiosidad.

- Bueno, si tuviera al presidente a mano, le preguntaría por qué da su apoyo a la política sionista de Israel, ¿por qué permite que Israel bombardee un hospital palestino y acabe con la vida de quinientas persones de golpe?

- Espere, justamente tengo aquí el reporter que nos mandó el Mossad para preguntas como esta. Mire, el argumentario dice: Israel no bombardeó el hospital de Gaza. Fueron los palestinos que quisieron acabar con el sufrimiento de sus propios hermanos y les atizaron un misil que acabó con todos ellos.

- Pero es Israel que está arrasando con todo. Les han cortado el agua, la electricidad, el suministro de medicinas y alimentos, les destruye sus casas, los mata a docenas, y todo con el beneplácito de Biden y Borrell.

- ¿No se creerá usted toda esa propaganda antisemítica que hace el canal Al Jazeeera? Por esto la hemos cerrado, como ustedes cerraron Rusia Today. La libertad de expresión hasta cierto punto. Además, si conoce la Biblia ya sabe que la historia no es un cuento de hadas. Si no desea nada más.

- No, si no hay ninguna novedad reseñable, dejaremos a Biden en paz, perdón, en guerra, con sus masajes.

Quatre dies més tard…

Ring..., ring...

- Hola, bon dia.

- Oye, soy Johnny Pacheco. Me quedó su número grabado, Joseph. Nada, que se ve que algún capullo de los que llaman a diario publicó que el jefe chochea y se da masajes en el jardín del té y ya ha bajado diez puntos en intención de voto. Sospechan que fui yo que di el soplo y estoy de patitas en la calle. Aquí me tiene, buscando trabajo. No sabrá usted de algo…

- No, no caigo. Bueno, si le parece, hablaré con mi editor por si necesita un periodista especializado en política internacional, pero pagan poco, ya le digo.

- Bueno, voy pá yá.