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Por si no tuviésemos bastante confusión, y numerosas palabras comunes y corrientes (democracia, fraude, legalidad, constitución, dictadura, etc.) totalmente desquiciadas que ya nadie entiende, solo nos faltaba la irrupción de un ridículo anglicismo, lawfare, de múltiples sentidos y traducciones, que tras añadir más leña al fuego, ha sacado totalmente de quicio a nuestro estamento judicial. ¿Es que no había ninguna palabra en castellano o catalán para señalar abusos judiciales, judicialización de la política, guerra legal o lo que sea que se quisiera decir? Parece que no, cosa increíble considerando que jueces abusivos, despóticos y malévolos han existido desde hace milenios en todos los idiomas, y la literatura universal, desde los clásicos chinos al folletín y el género policial, está plagada de ellos. El juez delincuente es casi un personaje emblemático de ficción, como el científico loco (me acuerdo ahora del atroz y corrupto juez Turpin del musical «El barbero diabólico de la calle Fleet»), y no requiere palabrejas incomprensibles para señalarlo.

He indagado unos días qué quiere decir eso de lawfare, y no está nada claro ni siquiera para los que han impuesto el neologismo, tampoco para los propios jueces que han montado en cólera. Textualmente significa algo así como guerra legal, pero como en cuestiones jurídicas más vale no ponerse muy textual, también abarca abusos, judicialización de la política, politización de la justicia y demás artimañas legales a las que el poder judicial, caducado hace cinco años, nos tiene acostumbrados. Corrupción judicial, en fin. Que, así en general, tiene una palabra muy precisa en castellano. Prevaricación. Algo que los jueces conocen bien, ya que son los que la juzgan.

Entendemos que el señor Puigdemont, ansioso por regresar a Catalunya convertido en estatua ecuestre, no quiera decirlo en castellano, pero por qué no lo dice en catalán. Prevaricació. Quizá  porque entonces le entendería todo el mundo, y su pasión por liarla y confundir es muy superior a la idiomática. Así que amnistía aparte, nos endosa la horrible palabreja. Lawfare. Como si no tuviéramos ya suficientes palabras nobles reducidas a miserables palabrejas.