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¿Cuántos minutos y horas de whatsapp hemos perdido por ahorrarnos una llamada con la que, en menos de 60 segundos, se habría resuelto todo? No sé si tienes la sensación de que en algún momento hemos perdido el control de la vida y que todo pasa por tener el teléfono cerca. Puede que estemos ganando calidad de vida, que lo dudo, pero lo cierto es que se nos está escapando la vida a chorro, como una fuga que no tiene remedio. Y si no me crees, calcula cuánto tiempo pasas al día mirando el teléfono. ¿Verdad?

Tener cualquier tipo de información a mano hace que nos sentamos seguros. Podemos, por ejemplo, tener la razón en una tertulia de bar sobre algo y demostrarlo a golpe de click… Aunque la realidad sea que, cuando quedas con los amigos, cada vez pasas más rato mirando la pantalla que preocupándote por sus problemas o por su día a día, el pilar de vuestra amistad.

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Vamos, irremediablemente, hacia la individualización de la raza. Cada vez estamos más cómodos solos y acudiendo a la compañía casi por encargo, o por capricho. No quiero hablar con esa persona, pero sí que quiero hablar con la otra, aunque ni te fijes en la hora que es. Tenemos miedo a ser esclavos de un destino prescrito o pactado, como si nuestra suerte estuviese escrita y nos importa un carajo ser esclavos de un aparato que, si bien tiene sus cosas buenas, cada vez acumula más cosas malas.

Otro ejemplo es cuando envías un mensaje a otra persona y esta no te contesta. Hay quién se lo toma como una falta de respeto cuando la realidad es que en ese momento o no te viene bien contestar o no te apetece hacerlo, como tampoco te apetece salir a la calle para evitar tener que hablar con nadie. En 2017 me encontré a una persona que avisaba a sus contactos: «Contesto cuando quiero, no cuando puedo». Me chocó mucho entonces y ahora lo veo como un adelantado.

Con tantos cursos sobre tantos temas, quizás deberíamos temerle más al hecho de malgastar el tiempo (que te recuerdo que es irreparablemente finito) y aprender a gestionar mejor nuestras 24 horas diarias. Sobre todo, para los que no les bastan para contestar todos los whatsapps ni escuchar todos los audios.