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No ha sido reivindicada como inocentada, así que doy por hecho que Alicia Framis sigue acondicionando su nido de amor con AiLex, el holograma con el que se casará en 2024 en Rotterdam. Quiere que sea holandés porque la mayoría de sus parejas de carne y hueso han sido de ese país, aunque, claro, esta en principio le va a dar menos guerra, al fin y al cabo es una proyección y está diseñada para llenarla emocionalmente. La artista ha logrado repercusión internacional con su proyecto «La pareja híbrida», la primera que formaliza su relación que sepamos, y parece que no será solo una performance del momento, sino que en el futuro planean veranear en Menorca. «Imagina un compañero que está ahí para ti, una relación que combate la soledad en las ciudades», explica.

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Todo esto surge justo cuando se ha producido una tormenta en OpenAI, creadora de ChatGPT con el despido y regreso en tiempo récord de su directivo Sam Altman. Sin saber muy bien qué ha sucedido, el rumor es que se trabaja ya en una IA tan potente y singular que igualaría el nivel humano. Todo es tan apasionante como aterrador. El cine ha tratado ya este tipo de relaciones, hasta ahora de ciencia ficción. En «Her», el protagonista Theodore se enamora de su sistema operativo, Samantha; el s.o. le escucha y comprende, desarrolla ‘sentimientos’ y cuando él se distancia contrata a una mujer que la encarne en el mundo físico. En «Ex-machina» el programador Caleb es seducido por Ava, una ginoide creada mediante IA que lo utiliza para lograr fugarse del búnker en el que la retiene su diseñador. Ambas exploran esos límites entre lo humano y lo artificial. Aún no entendemos la IA, no sabemos qué planes tienen para ella, si estará al servicio de la humanidad o será su pesadilla. Si hacemos un cóctel con esa profunda soledad de las sociedades modernas, AiLex, la perversa y perfecta Ava, y la ambición de quienes aspiran a controlar el mundo, sospecho que esto se nos irá de las manos.