TW

Vivimos espléndidos tiempos de corrupción política perpetrada a la vista de todos y sin aparentes consecuencias. Tiempos en los que se reafirma que la actividad de muchos políticos se basa en el engaño masivo y en el chantaje admitido ya como norma de funcionamiento político. Todo vale. Estos pasados días hemos vivido otro episodio luminoso cuando todo un ministro de España ha viajado a Bruselas para luego mentir descaradamente y, con el aplomo de los mejores actores, declarar con total desparpajo que hay ‘cero preocupación’ en la Comisión Europea por la prevista ley de Amnistía  y el llamado lawfare en  España (por lo que se podrán juzgar a los jueces ‘desafectos al regimen’ que dicten sentencias desviadas de los deseos del gobierno). «Todo está bien chicos, se lo han tragado. No pasa nada, seguiremos cabalgando», vino a decir el embustero que veranea en nuestra isla.

Pero no pasaron ni 24 horas cuando desde la misma Comisión Europea desmentían las palabras embaucadoras del mentiroso español. Una sociedad sana políticamente le hubiese hecho dimitir de inmediato por engañar consciente y descaradamente al pueblo. Pero ¿qué sucedió? Que el mentiroso, sordo y con una cara dura como el hormigón,  se reafirmó en su mentira. Y nada pasó. «Spain is different» decían en tiempos de Fraga Iribarne.

Sí, en los últimos tiempos se han superado todas las líneas rojas de la honestidad política. El engaño y el chantaje son los protagonistas de la política española. Nada se hace sin su concurso. Al parecer no se puede gobernar ya sin estar rebozado en esas lacras. Todo ello humilla a una inmensa parte de la ciudadanía que protesta en las calles, en los medios y a través de las asociaciones profesionales. Nunca como ahora se habían puesto de acuerdo tal variedad de conglomerados sociales: desde una diversidad de colegios profesionales hasta todo tipo de asociaciones judiciales de distintas inclinaciones políticas.

El Gobierno sabe que ni sus propuestas ni sus intenciones son aceptadas por muchísimos ciudadanos (ni por muchos de sus propios votantes) pero está preso del chantaje al que está sometido y que ha aceptado como única fórmula para poder gobernar. Sí, sabe que la única forma de continuar en el poder es fomentar el frentismo, aquella ‘tensión’ tan querida por Zapatero, en la sociedad española. Y ahora ha llegado la hora de la pura humillación cuando el futuro de nuestro país se dirime en unas reuniones ocultas, secretas y amañadas en Ginebra donde se canjea poder por impunidad. Unas reuniones ilícitas en modo sudamericano y guerrillero que pretenden substituir la finalidad del Parlamento español.

El 5 de octubre de 1938, Arthur Neville Chamberlain se presentó ante la Cámara de los Comunes en el Parlamento británico para defender el Acuerdo de Münich por el que se cedía la zona de los Sudetes en Checoslovaquia a la Alemania nazi. Con esta decisión, pretendían evitar una guerra en Europa a pesar de poner en gran peligro la existencia de la propia Checoslovaquia, política de apaciguamiento se le llamó entonces.

¡Cuánto recuerda aquel episodio histórico a este negocio siciliano con el separatismo! Al apaciguamiento se le denomina ahora pacificación y normalización de relaciones con los golpistas pero no es distinto a lo de Chamberlain. Esos contubernios ginebrinos solo pueden llevar a una nueva claudicación del gobierno sanchista ante los chantajes independentistas... que lo volverán a hacer. Y entonces se incendiará el resto de España. Y se recordarán las palabras de Churchill: «Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra... elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra». La falta de decisiones, no cortar por lo sano (155), no cambiar la ley electoral para igualar el voto, etc. traerá esos lodos. «La hora de la verdad no ha hecho más que comenzar» (Otra vez Churchill).

Notas:

1- Ningún país occidental impone lengua alguna a un negocio privado. Solo la quieren imponer quienes pretenden una dictadura.

Noticias relacionadas

2- «La amnistía no es perdonar, es pedir perdón a los que cometieron delitos» (Felipe González).

3-    Esto va acabar muy mal: o para el tándem Sánchez / Puigdemont, o para España.

4- Ginebra: ¿Por qué se vende la opacidad y el oscurantismo como discreción?

5-    Estética: Pero ¡qué mal viste Armengol! Mesquineta, no se l’estimen gens.

6-    Encuesta sobre el acto del aniversario de la Constitución: ¿A ud. qué le gustó más, el mitin o el discurso del Rey?

7- ¿Vamos a creer a todas las asociaciones de jueces de España, de abogados, de fiscales, de diplomáticos o a lo que dice el señor Bolaños y los editoriales de «El País»? (Savater)

8-«...hay lenguas que viven solas y otras que no pueden sobrevivir sin compañía, que necesitan pareja. Su acompañante suele ser una de mayor calado o más útil en la comunicación. Se equivocan quienes dicen que el catalán es su lengua. Es imposible. No hay hablantes de catalán, sino de castellano-catalán o catalán-castellano, que viene a ser lo mismo, ambas inseparables porque es imprescindible como el francés para los bretones o el ruso para los tártaros» (Rafael del Moral – «Vozpópuli»).