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Los menos de seis meses que lleva Marga Prohens en el Govern han dado escenas casi nunca vistas en la Comunitat. Nunca se había visto lo que pasó ayer en el Parlament, que el presupuesto que comenzó rampante quedara primero demediado y después inexistente, en un homenaje a esa trilogía fantástica de Italo Calvino titulada ‘Nuestros antepasados’. Se han visto cosas más graves en los seis primeros meses de Gobierno, como que caiga el presidente de la Comunitat, Gabriel Cañellas, antepasado político de la actual presidenta. También se ha visto a un Govern que no se atrevió a presentar los presupuestos porque sabía que sus socios no los iban a aprobar y Francesc Antich prefirió prorrogarlos antes que someterlos a la tortura del rodillo de UM. Ha habido destituciones de consellers y rupturas de pacto a los pocos meses de que comenzara la legislatura y aún resuena en el Consell aquel «señores del PSM, dense por cesados» de Maria Antònia Munar y todo lo que Pere Sampol dijo después de la presidenta de UM.

Pero lo singular de esta legislatura es que, en seis meses, han pasado tantas cosas que se han solapado unas con otras sin posibilidad de digestión: el techo de gasto, las incompatibilidades de la consellera, el nombramiento de un alto cargo acusado de agresión sexual, la crisis conVox en Menorca, la crisis con Córdoba en Formentera y ahora la crisis presupuestaria. Tal vez todos los problemas han llegado de golpe y a partir de ahora, superado el trago de los presupuestos, le espera una plácida legislatura. No parece que vaya a ser el caso porque el problema de este PP muchos de sus miembros solo han gobernado antes en mayoría absoluta, pero ahora no la tienen.