TW

Hace unas semanas nos sorprendía la noticia de que los ejemplares de la primera década de MENORCA «Es Diari» iban a ser escaneados de inmediato. Y si alguien tiene la «culpa» de haber sido aceptado este proyecto es, sin lugar a duda, el editor del diario, Josep Pons Fraga, porque la sugerencia o la petición se la hemos conocido a través de repetidas declaraciones y escritos: está visto que no se limitó a plantear el tema, sino que lo ha movido con fuerte empeño hasta lograrlo. Nuestra felicitación más cordial al compañero, como también a quienes le han apoyado y los que se han comprometido a poner los medios para llevarlo a cabo.   

Cada vez que consulto un periódico antiguo con papel quebradizo o la impresión desleída se me cae el alma a los pies, ya que tengo la sensación de que estoy contribuyendo a su pérdida, que cuando se consuma es insalvable. Hace tiempo que en España se emprendió una tarea redentora, y los resultados se hallan muy avanzados, para los fondos de la Hemeroteca Nacional y de la Hemeroteca Municipal de Madrid, centros que conservan un material de incalculable valor. Lo mismo cabe decir de la Biblioteca virtual de Prensa Histórica, a la que los investigadores acudimos con frecuencia, pues se ha convertido en una herramienta, de fácil manejo, para unos contenidos que de otra manera serían inencontrables o nos llevaría horas y horas para una consulta que en ocasiones es casi tangencial. Ofrece además sistemas de búsqueda tremendamente útiles.

También las instituciones menorquinas se han beneficiado del servicio que acabamos de citar, con el escaneo de publicaciones que después han sido puestas a disposición de quien las busca. De esa manera recibe atención una prensa que no estaba al alcance de cualquiera. No es exagerado afirmar que muchas de las páginas que han sido recogidas en este programa podían haber desaparecido de no mediar esta protección.

Cuantos nos movemos en la elaboración de estudios de tal naturaleza sabemos lo que se ha ido avanzando en este campo y cómo hubiéramos terminado cargándonos las muestras de unos impresos que ya se hallaban en la cuerda floja. Recuerdo las primeras veces que entré en las salas de la Hemeroteca Nacional, a instancia de su director, Ramón Fernández Pousa, también profesor nuestro de esta materia en la Escuela Oficial de Periodismo, y la situación con que nos encontramos: páginas cuya debilidad amenazaba con deshacerse en nuestras manos, publicaciones cuya lectura resultaba imposible porque la tinta había ido aflojándose y, lo que es más grave, con páginas arrancadas por manos ladronas a las que no les importaba el perjuicio que estaban causando al patrimonio cultural y periodístico de nuestro país.

Espero que eso no haya ocurrido con la colección que guarda Editorial Menorca, pero sí es posible que se haya visto afectada por los defectos antes señalados, ya que no son efecto de ningún descuido, sino consecuencia directa de las dificultades que en aquella década se presentaban para conseguir un papel y una tinta con un mínimo de calidad. Una vez escaneadas sus páginas, estarán a salvo. Investigadores, aficionados o curiosos dispondrán de material muy útil.

Con tal acción no solo se protege el patrimonio periodístico de la Isla, sino algo más, la historia reciente de Menorca. Con todas las limitaciones, lagunas, errores y tergiversaciones, de las que no nos libramos los periodistas en nuestro trabajo, ahí queda fijado el paso de los menorquines por su territorio en unos años cruciales. Es evidente que tal reflejo necesita el acompañamiento de los documentos y los testimonios personales, pero sin la modesta aportación de aquellas páginas no sería posible apreciar en toda su extensión y profundidad lo que ha sucedido en esa sociedad, con el valor que representa para el estudio de su pasado. Por eso es importante esa contribución iniciada, que debería continuar con las décadas siguientes.

Debo confesar que también elogio esta acción porque siento un interés personal. La cátedra que he desempeñado en la Universidad atiende los aspectos redaccionales, pero su estudio se enriquece con el seguimiento de las formas que se han plasmado en los periódicos, los análisis diacrónicos. Además, siento inclinación por la historia del periodismo, con lo que considero la perfecta conservación de diarios y revistas como un elemento imprescindible para mi trabajo.

Gracias a Josep Pons Fraga y a Editorial Menorca, empresa editora de «Es Diari» por reivindicarlo, y animo a todas las personas e instituciones que lo están haciendo posible a que no cejen en su empeño.