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Hay ya más de quinientas fobias registradas y catalogadas con el epígrafe de trastornos de ansiedad en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM), que desde los años 50 del siglo pasado edita la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, y que es seguramente el mamotreto científico más desternillante del mundo. Lo conocí hace mucho por mi psiquiatra y entonces eran unas cuatrocientas, pero como la última edición de que tengo noticia es la 5ª (DSM-5), de 2013, no descarto que en la próxima se hayan descubierto y clasificado un centenar más de fobias y diversas patologías extravagantes. No es raro que la palabra fobia esté de moda, así como los vocablos que la contienen (homofobia, islamofobia, transfobia, tecnofobia, etc) y a su sentido original de miedo irracional, haya añadido el dominante de odio y repulsión. La verdad es que el mundo siempre ha estado loco, pero el progreso técnico y científico no ha hecho sino aumentar la ansiedad global y con ella los trastornos derivadas, por lo que sin ánimo de ofender a nadie, estamos cada vez más locos. De ahí el gran debate sobre salud mental en la actualidad y el hecho curioso de que hasta la política, convertida hace tiempo en sociología estadística, ahora sea una rama de la psiquiatría.

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Los analistas y comentaristas, para explicarnos las guerras de Ucrania y Gaza, hablan de las psicopatías de Putin y Netanyahu, igual que antes psicoanalizaron a Trump. Y la última Cumbre del Clima, en Dubái, además de incrementar enormemente la ecoansiedad mundial, ha dejado claro que nuestros líderes, si no locos, están cargados de trastornos mentales, filias y fobias irracionales. En España, ya estamos acostumbrados a que los políticos se agredan diagnosticándose recíprocamente trastornos psíquicos. Fobias, en fin, la palabra de moda. Aun así, quinientas parecen demasiadas. La gente se arregla con media docena, pero claro, media docena por aquí y media docena por allá… De ahí que el miedo y el odio se expandan y no sólo abunde la logofobia (odio a las palabras), sino la fobia a las fobias de los demás. ¿Y se pueden tener varias, alternativa o simultáneamente? Desde luego. Lo dice el DSM-5.