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-¡Mentiroso! - Sí, perdonen. ¿Nos dejan pasar un momento? Verán, es una visita. -¡Miserable!- Sí, tranquilos. No son peligrosos. Bueno, no lo son por el momento. -¡Indecente!- Vengan, es por aquí: la sala del fondo. Ya verán, les va a encantar -¡Facha!- Cuidado, señora, ese casi le da. Si nos dejan paso estaremos en un momento. Tranquilos, parece peor de lo que es… ¡Si incluso estamos tratando de introducir el modelo en Europa!

-¡Corrupto!- ¿Que por qué se gritan? Bueno, verán, no es fácil… Unos dicen que hay unos problemas gravísimos: cosas del tiempo que, por lo visto, se resolverán o no con más igualdades y viviendo más frugalmente. Ya saben, todos esos americanismos de la resiliencia y la sostenibilidad. Y para eso es imprescindible que gobiernen ellos, que para eso son los que saben de lo que hablan y tienen que cortarle el paso a los otros. -¡Negacionista!- No, no. No era a nosotros, caballero. Sí, ya. Parece que le miren a uno. Pero a alguna parte tienen que mirar, ¿no? ¿Los otros? Ah, sí: los otros. Pues parece que no lo ven así. No, claro, ¿quién no querría ser sostenible? ¿Es que prefiere usted caerse? No. Lo que dicen es que no vale todo, que existe una cosa que se llama contención democrática. Sí, eso mismo, lo del respeto a las leyes y las libertades. Ya saben, todo ese asunto de Montesquieu y la separación de poderes. -¡Antiguo!- Bueno, ellos sabrán. Básicamente es aquello de Tomás Moro de que, si para combatir al demonio se apartan todas las leyes, luego, cuando uno está frente al demonio, que es muy grande y muy malo, no tiene dónde esconderse.

-¡Inmorales!- ¿Que por qué dicen nombres y apellidos? Bueno, eso es lo de los jueces. ¿Que no le parece bien? ¿Que lo que hacen los jueces es aplicar las leyes? ¿No ve que es de lo que estamos hablando, de que la ley vale para según qué? Bueno, eso dicen ellos. -¡Sinvergüenza!- Sí. Por favor, perdonen, es una visita. Ya casi estamos. -¡Ladrón!- Ya, así es como se enganchan: empieza uno, no sé, preguntando por la problemática de la cabaña porcina, y el otro le contesta que bien que robó él cuando gobernaban los suyos. Y entonces el primero le recuerda no sé qué asunto de su cuñado cuando era concejal en no sé dónde. -¡Cerdos!- No, no. No es a nosotros, tranquilos. Lo de la cabaña porcina ha sido casual. Pasa a veces.

-¡Cabezabuque!- ¡Ese ha sido bueno! ¡Deben estar hablando de transportes! Perdón. Paso, por favor. Es aquí dentro. Estaremos más tranquilos. Ya está. Uf, bendito silencio. ¡Vaya! Bueno, no pasa nada. A veces se dan en la puerta… En fin, ya estamos aquí. Como ven se trata de dos mapas. Sí, claro, todavía están por descubrir del todo. Estos son, digamos, unos bocetos. No, claro, hará falta mucho trabajo. ¡A ver si dos nuevos continentes políticos se van a colonizar en dos días! Harán falta estudiosos, planificadores, comisionados… y luego, claro, de todo: políticos, tahúres, vividores y fanáticos. Este nuevo continente de aquí se llama Justicia Social. Sí, claro, el nombre se lo puso la iglesia… pero ahora es cosa bien progresista: certificada. ¿Que no está claro de qué va exactamente?

-¡Fachas!- ¡Vaya, aún se les oye! No necesita explicación, las mismas palabras lo dicen, ¿no? El otro es también interesante: Salud Mental. Sí. ¿Por qué iba a tener nada qué ver con su propio pensamiento, con su propia conciencia? Es que a usted parece que no le preocupen los que tienen problemas.

-¡Carpetovetónico!- Pues si que se oye aquí, sí. Pensaba que sería más tranquilo. ¿No le convence que vayan a ser estos mismos que gritan ahí los que nos tengan que conducir por estos nuevos territorios? No, hombre, no. ¿Por qué iban a hacerlo tan mal? -¡Descerebrados!- Que no, que no es a nosotros. A veces ocurre…

Bueno, esto es todo. Les acompañarán a la salida. ¡Cuidado en el hemiciclo cuando pasen! Esperamos que les haya gustado. Ah, y buenas fiestas.