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No habrá pasado ni un año desde la última cita electoral y los ciudadanos tendrán que volver a las urnas en este 2024. Será en junio y serán elecciones europeas, las que menos interés despiertan entre la ciudadanía. Europa queda lejos, pero las elecciones de junio servirán de termómetro para ver hacia dónde van los votantes un año después de un convulso periodo político. Pero, hasta que llegue junio, Marga Prohens seguirá gobernando y dependiendo de las veleidades de unos diputados de Vox que no se sienten concernidos por lo que decida la dirección nacional del partido y que se han convertido en entes autónomos en sí mismos.

Tras el éxito conseguido en la negociación de los Presupuestos, que de negociación apenas tuvo nada y sí mucho de claudicación, Vox se siente fuerte y muy probablemente comenzará el año marcando de cerca a Prohens. Los responsables del partido en el Parlament se sienten liberados para apretar las tuercas a la presidenta y lo harán con los elementos que conforman su ADN: lengua, memoria histórica e igualdad.

Con los Presupuestos aprobados, Prohens puede aguantar, pero si las cosas se tuercen, siempre puede esperar a ver qué pasa en las elecciones europeas y descubrir hacia dónde se mueven las corrientes de voto. Parece que no vienen tiempos fáciles para Vox, cada vez más arrinconado en esa esquina derecha en la que se está colocando, pero el PSOE aguanta la embestida de la amnistía mucho mejor de lo que esperaba el propio PP.

Llegará junio y las elecciones europeas y Més tendrá que tomar de nuevo una decisión complicada: ir con Sumar o ir con la más que probable coalición entre ERC y Bildu, en caso de que estos dos partidos accedan a que se adhieran otras formaciones nacionalistas. Eso significa que estas elecciones europeas no llegan en buen momento ni para Vox ni aparentemente para Més, no digamos ya para Podemos, a la espera de ver hasta dónde llega el desgaste de los socialistas con la amnistía. Con estos mimbres y en la hipótesis de que Vox siga haciendo la vida imposible al PP, llegamos de nuevo a la tentación de Marga Prohens de forzar un adelanto electoral. Puede que dependa de lo que pase en las elecciones europeas de junio y de lo débil que quede Vox en esa cita. Ya se verá lo que ahora mismo no es más que una opción hipotética. Hasta entonces, el año empieza con una previsión de cambio, el fin simbólico del ‘armengolismo’, que se traducirá en modificaciones legislativas en las grandes leyes que aprobó el pacto en la pasada legislatura. ¿Qué se busca? El liberalismo económico y social que predica Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

Es lo que se irá viendo en los próximos meses, con un goteo de cambios, siempre que Vox apriete lo justo y no dinamite la legislatura antes de tiempo.