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Los actuales dirigentes del llamado Partido Socialista, con Sánchez a la cabeza, se han autoproclamado expedidores del título de demócrata. Mayor cinismo es imposible, y es que Pedro Sánchez, sin cortarse un pelo, manifiesta que hay que imitar a Largo Caballero al que, según sus palabras, admira por su valentía y compromiso con la democracia.

Con este comentario Pedro Sánchez se quita la careta para decirnos que quien no es socialista o de izquierdas y no acepta los postulados de su ejecutivo no es demócrata. Y lo dice él, que da cobertura a comunistas –partido totalitario, ahí está su historia y sus hechos-; a los separatistas y secesionistas del 1 de octubre– que dieron un golpe de Estado, en el que unos fueron juzgados y condenados y otro, que hoy tiene de rodillas al Sr. Sánchez, se fugó en un maletero antes de ser juzgado. Se apellida Puigdemont. También los bilduetarras, herederos de la banda criminal ETA con más de 800 asesinatos a sus espaldas y miles de víctimas colaterales, así como miles de vascos que tuvieron que dejar su tierra por amenazas de los terroristas.

Largo Caballero

Siento mucho que al PSOE sólo se le pueda considerar un partido demócrata desde el momento del advenimiento a la democracia en España; y de manera especial, desde que Felipe González se hizo cargo del partido. No es así, desde la llegada de Zapatero a la Moncloa y mucho menos desde que está Pedro Sánchez, que se ha convertido en alumno aventajado y heredero de la obra iniciada por Zapatero.

Pues bien, vamos a recordarle a nuestro ‘demócrata presidente’, y de paso al pueblo español, lo que decía y pensaba tan ‘nefasto personaje’, me refiero a Largo Caballero. Antes permítanme reproducir unas palabras de Pablo Iglesias Posse, fundador del PSOE.

Corría el año 1910, concretamente el 7 de julio, cuando en un debate en las Cortes, Pablo Iglesias Posse, refiriéndose al PSOE dijo: «... este partido no ha cambiado de opinión...; estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad... cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones...» y sigue con su alegato «... hemos llegado al extremo de considerar que antes que su señoría, se refiere a Antonio Maura, suba al poder debemos llegar al atentado personal». Unos días después, D. Antonio Maura fue objeto de atento terrorista siendo herido en una pierna y un brazo.

Pasemos ahora al personaje admirado por Pedro Sánchez, el cual fue presidente del PSOE entre 1932-1935. Dijo Largo Caballero, el 12 de agosto de 1933, en unas Jornadas de la Escuela Socialista de verano, lo siguiente: «Hoy estoy convencido de que realizar una obra socialista dentro de una democracia burguesa es imposible». Y añade: «No solo fuera de nuestras filas, sino en ellas mismas, hay quien teme quien fuera preciso implantar una dictadura... nosotros no podemos renunciar, ni podemos realizar acto alguno que tienda a impedir el logro de esta aspiración». ¡Demócrata el personaje, no! ¡Ejemplo de virtud democrática, no!

Es más, añade en unas declaraciones a la Revista de Juventudes Socialistas, el semanario «Renovación», que: «Yo no sé cómo hay quien tiene tanto horror a la dictadura del proletariado, a una posible violencia obrera. ¿No es mil veces preferible la violencia obrera al fascismo? Es un último extremo, ¿no es la democracia burguesa un sistema de opresión y de violencia?».

Sigamos con el ‘demócrata’ y admirado Largo Caballero por nuestro querido presidente Pedro Sánchez. Esta vez nos referimos al mitin del PSOE pronunciado en Badajoz. En este acto, Largo Caballero, amenazo con la siguiente diatriba: «Vamos a echar abajo el régimen de propiedad privada». Para añadir más adelante: «Yo digo que la burguesía no aceptara una expropiciación legal. Habrá que expropiarla por la violencia»... «Haremos la revolución violentamente»... «esto, dirán los enemigos, es excitar la guerra civil. Pongámonos en la realidad hay una Guerra civil». Corría el año 1933. Estábamos en el ecuador de la II República.

En abril de 1934, concretamente el día 20, Largo Caballero afirmó: «Mantengo el criterio de que hay que apoderarse del poder político revolucionariamente, y que es tonto hacerse la ilusión de que vamos a poder adueñarnos de él de otra forma, tango que manifestar que la revolución no se hace con gritos de ¡Viva el socialismo!, ¡Viva el comunismo! y ¡Viva el Anarquismo! Se hace violentamente».

Como todo el mundo sabe lo practicó en el sangriento golpe de Estado contra la misma República, la mal llamada «Revolución de Asturias», después de que el centro derecha ganara las elecciones generales de 1933.

Por último, y referido a Largo Caballero, en el mitin del Partido Socialista en Alicante, el 27 de enero de 1936, dijo: «Si triunfan las derechas, nuestra labor habrá de ser doble, porque con nuestros aliados podremos laborar dentro de la legalidad ganando las derechas tendremos que ir a la Guerra Civil declarada».

Como ven, catalogar a Largo Caballero de demócrata y tenerlo como ejemplo a seguir, o bien es de un cinismo patológico, o bien de una ignorancia estratosférica, lo cual sería más grave que lo primero. De ahí que considero peligroso que Pedro Sánchez llamara a imitar a Largo Caballero en un acto público ante el sindicato UGT, al afirmar que: «Actuó como hoy queremos actuar nosotros», refiriéndose al ‘personaje’ en cuestión.

Pero ya que estamos, no le va a la zaga otro ‘prohombre socialista’ de los años 30, me refiero a Indalecio Prieto, que con pistola en mano amenazó al diputado de derechas Jaime Oriol de la Puerta. Así lo refleja, en la página 18, el diario «ABC» de la época: «El Sr. Prieto avanzo desde su escaño, relativamente lejano, saco una pistola, le amartillo e hizo adaman de disparar contra el Sr. Oriol, que estaba caído sobre un escaño. No llego a disparar; pero se le vio que con el arma agredía al diputado de la CEDA». También, ha este ‘angelical personaje’, el PSOE dedicó una estatua en la zona de Nuevos Ministerios en Madrid. Esto por no hablar de calles que cuentan con su nombre en muchas ciudades de España. Lo mismo ocurre con Largo Caballero.

Termino con la ‘feminista’ Margarita Nelken –lo de feminista es puro sarcasmo-, quien su opuso de forma vehemente al derecho de voto de la mujer. Basta que uno lea el libro «La mujer ante las Cortes Constituyentes». En el encontramos la siguiente prueba del algodón: «Poner un voto en manos de la mujer es hoy, en España, realizar unos de los mayores anhelos del elemento reaccionario...» y añadía: «Las mujeres españolas realmente amantes de la libertad han de ser la primeras en posponer su interés propio al progreso de España». También, nuestra ‘reputada feminista’ tiene hoy calles dedicadas en unas 20 ciudades españolas.

Creo que con lo dicho es suficiente para concluir que resulta, cuando menos, indignante que el actual PSOE en particular y la izquierda española en general, se dedique en dar lecciones de democracia al resto de los mortales; pues su historia lo desmiente de forma inequívoca. Pero ojo, si ello es así es gracias a que una gran parte de la ciudadanía, encabezada por el Partido Popular principalmente, renunció a plantar cara a la falsificación de la historia y en dar la batalla cultural.

Personalmente, y aunque sea de manera testimonial, no estoy dispuesto a renunciar ni a una cosa ni a la otra, ni como español ni como persona; siendo consciente de que nadie está en posesión de la verdad absoluta. Dicho lo cual, prefiero la dignidad de tener la conciencia tranquila, que la comodidad de sobrevivir de rodillas y no denunciar con hechos, el cinismo patológico, que según mi opinión, exhibe nuestro actual presidente el Sr. Sánchez y sus acompañantes.