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Supuestamente, un líder perspicaz de cualquier ámbito, sería aquel que se rodeara de personas más capacitadas que él para aportar talento a un proyecto común, aun a costa de declinar egos de almilla… Al cardenal Tarancón, cuando fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal, le preguntaron cuál sería su primer reto, «Encontrar un secretario que sepa más que yo», enseñó...

Según la mitología, Procusto fue el mesonero perverso que amputaba y exterminaba a los huéspedes de su posada si su tamaño no encajaba con la longitud del catre disponible. Si eran más altos, les cortaba los extremos que sobresalían; y a los que la litera les quedaba holgada los redefinía con el mazo dando... Según doctorados, sufren el síndrome de Procusto quienes, apetentes de poder y en amplio etcétera de entornos, al verse excedidos por el talento de otros, deciden ‘relegarlos’; permítanme la voz amable... Procusto acabó por probar su cirugía cuando Teseo le convenció para medirlo en su lecho. La cata, a calzón quitado, conllevó irreparables pérdidas.

El recelo de verse superados, y su reconcomio, podría acarrear que esos actores vivieran inmersos en la mediocridad, como la nacida del vago pensar y la obsecuencia, afines a bullidas tentaciones. De eludir los filtros de la conciencia, por la ‘brida’ bíblica «Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el nuestro…» ¿recuerdan?, no habrían de escasear ‘yoes’ en el rol…