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Podemos, el proyecto que recogió en 2014 el testigo de    la indignación que en 2011 movilizó a millones de personas en las plazas de todo el país contra el modo de hacer política, está votando estos días su futuro. En Balears, y en otras comunidades autónomas, se celebra un proceso de primarias para elegir una nueva dirección. Las votaciones empezaron el miércoles, el proceso –telemático– termina el próximo jueves y el viernes se harán públicos los resultados. En Balears, Podemos renueva dirección y también vota su apoyo a la lista que Irene Montero encabezará para las europeas de junio. Jesús Jurado, el que fuera secretario autonómico de Memoria Democràtica en la pasada legislatura (también vicepresidente del Consell y dirigente del grupo morado en Palma) participa en la candidatura.

¿Hacia dónde va Podemos?, ¿quién queda en Podemos? Hasta 4.000 personas pueden votar en Balears. Si en los últimos procesos votó la mitad de quienes podían hacerlo, no cuesta mucho imaginar qué puede ocurrir. Solo Lucía Muñoz opta a coordinar Podemos en las Islas. Ya estaba en la dirección anterior, ha dirigido la gestora provisional que se constituyó después del ciclo electoral del pasado año y es, junto a la diputada Cristina Gómez, la representante con más proyección institucional que le queda en las Islas al grupo (siempre se resistió a llamarse partido) que dio la campanada en las elecciones europeas de 2014 y que luego se coló en todas las instituciones. En Balears, y en unas generales, llegó a adelantar al PSOE.

Tanto Lucía Muñoz, concejala de Palma y responsable estatal de políticas de vivienda de Podemos, como otras personas que le acompañan en su equipo, saben que el momento no es fácil. Cuesta ahora mismo saber quién responderá a la llamada de Podemos. Sí sabe que las europeas son su última oportunidad. En esas elecciones Podemos y Sumar (o Pablo Iglesias y Yolanda Díaz medirán sus fuerzas).

También esta semana ha habido ocasión para mirar a otros partidos. Por ejemplo, y en lo que se refiere a Balears, a Vox y al PSIB.    El    partido de la extrema derecha que hizo presidenta a Marga Prohens tiene una relación muy peculiar con la cúpula estatal del partido: la mayoría del grupo parlamentario está distanciada de Santiago Abascal y funciona a dos voces. En el PSIB, y en contra de lo sucedido otras veces en que fue desalojado del Govern, no se ha producido una desbandada.

El relevante papel institucional de Francina Armengol en la política estatal –preside el Congreso– ha evitado las puñaladas políticas. En el PSIB no hay garcíaspages ni lambanes, ha renovado la ejecutiva y está a punto de conseguir algo insólito en un partido de oposición: sacar adelante una ley, la que regulará el sector del transporte. El PSIB no se ve en la oposición, a veces actúa como si gobernara: basta ver su abundante representación en Fitur.