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A Emelia Florit

Los ingenieros franceses Michel-Yves Bolloré y Olivier Bonnassies han revolucionado la comunidad científica internacional y el mercado editorial con su exitoso libro de reciente aparición: «Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución» (Ed. Funambulista, 2023) del que solo en Francia se han vendido más de 250 mil ejemplares.

Son casi 600 páginas de razonamientos científicos, teológicos y filosóficos, así como un amplio compendio de opiniones de brillantes hombres de ciencia —entre ellos muchos premios Nobel— que desde sus respectivas disciplinas aportan profundas reflexiones sobre la existencia de un Dios creador. Todo un nuevo hallazgo después de cuatro siglos —desde Copérnico— afirmando que el Universo se podía explicar sin necesidad de acudir a un Ser superior. El dominio de la concepción materialista se había apoderado de la sociedad hasta nuestros días, en que parece que la concepción teísta se va imponiendo.

Pese a la complejidad de la materia y a lo intrincado de los razonamientos sobre las leyes generales de la cosmología, la física cuántica o newtoniana, la biología molecular, la química o las matemáticas, el libro está escrito en un lenguaje ameno e instructivo que resulta asequible incluso para un lector diletante, como es el caso.

Bolloré y Bonnassies, con la ayuda de una veintena de científicos y especialistas de alto nivel, acuden a los más importantes descubrimientos de la ciencia en los tiempos modernos para construir su relato de que el Universo tiene un sentido y que es científicamente imposible que la vida sea fruto de la casualidad.

La explosión del Big Bang, la ley de la termodinámica, el principio antrópico sobre las condiciones de vida, los constantes ajustes finos del Universo, el paso de lo inerte a la vida y la inevitabilidad del apagón térmico, son las pruebas vinculadas a la ciencia que constituyen el basamento científico para que los autores defiendan la idea de que el Universo tuvo un origen e inexorablemente tendrá un final (recuérdese la profecía apocalíptica).

Este fundamento se confronta con sorprendente fortaleza con las tesis materialistas que desde Copérnico hasta Darwin han rechazado la existencia de un Dios creador, y que el tiempo, el espacio y la materia han existido «desde siempre» por lo que el cosmos es fruto de la casualidad. Una teoría que hizo exclamar a Einstein —unas de las mentes más brillantes de todos los tiempos— la famosa sentencia de «Dios no juega a los dados», descartando que el mundo sea fruto del puro azar.

Entre las pruebas al margen de la ciencia, Bolloré y Bonnassies recurren al estudio de las verdades humanamente inalcanzables de la Biblia, la identidad de Jesús de Nazaret —un sabio, un mito, un loco, un aventurero, el Mesías—, la sorprendente historia de Israel para sobrevivir en un medio hostil —el 22 por ciento de los  premios Nobel son judíos, cuando solo representan el 0,25 por ciento de la población mundial—o las apariciones de Fátima con el examen de todas las hipótesis posibles: milagro, superstición, engaño, alucinaciones colectivas…

Los autores analizan sin complejos estos fenómenos de la historia sin esconder las voces que desde el materialismo científico han respondido a los planteamientos teístas, poniendo al descubierto, al mismo tiempo, las persecuciones, exilios, muertes o confinamientos al gulag que han sufrido, por parte de los jerarcas nazis o bolcheviques, muchos científicos partidarios de una inteligencia creadora.

Este ensayo desmonta la creencia de que fe y razón son aporías hermenéuticas irreconciliables. Y quizás lo fueran hasta que en el siglo XIII llegó Santo Tomás, ese gigante de la filosofía sistemática, que estableció las cinco vías del acceso al conocimiento de Dios. Desde entonces, creencia y ciencia transitan del brazo hacia el discernimiento.

Un último apunte. En el brillante y documentadísimo ensayo de estos autores uno echa en falta el análisis sobre dos de las cuestiones teológicas que más angustian a los cristianos de todos los tiempos: la presencia del mal en el mundo y el absentismo de Dios respecto de las cosas terrenales.

Sebastià Rotger Barber, periodista y sociólogo, es autor de «La descristianització de Menorca» (Documenta balear, 2022) y «La indiferència religiosa dels ferreriencs» (Jamma, 2023).