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Dejó dicho Josep Tarradellas, el Muy Honorable Presidente de la Generalitat, que en política lo que no se podía hacer era el ridículo. Y eso es exactamente lo que le está pasando a Pedro Sánchez a cuenta de sus socios independentistas catalanes. Mientras el Presidente Sánchez, sus ministros, dirigentes del PSOE y demás coros repiten que la ley de amnistía servirá para normalizar la convivencia en Cataluña y poner punto final a lo que llaman «conflicto», sus socios de Junts y el resto del independentismo catalán se empeñan en llevarle la contraria. Porque ya me dirán en qué lugar queda Pedro Sánchez cuando en el Parlamento de Cataluña se presenta, con una argucia, una iniciativa para que se declare la independencia de esta comunidad autónoma.

Bien es verdad que el PSC, en esta ocasión, se ha alineado con Ciudadanos, PP y Vox, pero a pesar de eso, la realidad es la que es: a los socios independentistas de Sánchez no les basta la amnistía, y van a seguir adelante con su objetivo que no es otro que segregar Cataluña del resto de España. Los independentistas no engañan a nadie porque, también en Madrid, en todas las sesiones del Congreso, lo repiten: su objetivo es la independencia. Ignoro qué pensará Pedro Sánchez al respecto pero, como es un hombre resuelto, seguro que pondrá buena cara a la tempestad y hará como que el asunto no tiene importancia. En realidad, Junts y compañía parecen empeñados en dejar en ridículo a Pedro Sánchez, y la verdad es que cumplen con creces con ese empeño.

Y es que cada día que pasa es más evidente que la única razón para que Sánchez apruebe una ley de amnistía que divide al país, no es por otra causa que para seguir en la Moncloa porque sus socios de Junts y el resto lo tienen claro: no tienen propósito de enmienda respecto a su intento de «golpe» en el 2017.

Saben, a veces pienso que el problema del Presidente va más allá de que los independentistas le ninguneen y le dejen en ridículo. Parece que tiene el terrible síndrome del maltratado, que a pesar de recibir ese maltrato confía en que las cosas se arreglen y, en su caso, que al final los independentistas tomen un camino diferente al que vienen transitando. Los necesita tanto que a su vez necesita creerlo y así se deja ningunear y maltratar públicamente por Puigdemont y los suyos.

Me temo que el Presidente está perdiendo una cierta perspectiva de la realidad, acaso porque están por llegar los idus de marzo, y ya saben, los dioses ciegan a los hombres a los que quieren perder. Aunque me parece que es la ambición de poder lo que terminará perdiendo a Pedro Sánchez.