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Hace tiempo que el devenir de la historia, y no digamos de la política, ha dejado de ser lineal, previsible y ajena a sobresaltos. A veces –y cuando no resulta trágica– la sucesión de acontecimientos se presenta juguetona y más próxima a la ficción que a la realidad. Y es ahí donde, al margen de otras consideraciones, cabría encajar dos asuntos de la semana: el intento de resurrección de Unió Mallorquina (UM) para presentarse a las elecciones autonómicas de 2027 y la muerte de Jeroni Albertí, que la fundó en 1983 y es figura clave de la Transición, la preautonomía y las dos primeras legislaturas de la Comunitat Autónoma.

Con especial incidencia en el arranque de la primera en la que un pacto auspiciado por la Banca March dio el Govern a Cañellas y a un partido que no votó a favor del Estatut y lo terminó por estrenar. Casi no había quedado tiempo de leer el pasado jueves la entrevista que publicaba este periódico con el presidente de la gestora de UM, Víctor Marí en la que éste indicaba que «supongo que Maria Antònia Munar debe estar tan contenta como Jeroni Albertí de que esto resurja», cuando el Parlament comunicó la muerte de quien había sido su presidente entre 1987 y 1991. Esa fue una legislatura sin su protagonismo exclusivo. Albertí renunció a la presidencia de UM en su III Congreso y en esa época emergió un grupo, originario de la UCD pero crítico con Albertí que eligirían a Maria Antonia Munar como referencia de futuro. Años después llegó a la presidencia del partido. Y todo fue bien hasta que todo fue mal. Tan mal fue que UM se disolvió cuando más que un partido quedó acreditado que era un consorcio de influencias. El resto es de sobras conocido.

¿Está Munar detrás de la resurección de UM? Le preguntaba esto mismo Nekane Domblás a Víctor Marí y éste respondía que no, que no había asistido a ninguna de las reuniones y que no estaba en el proyecto. Y sobre si tenía su poyo, respondía: «Lo desconozco». Y ahí es cuando añadía que Munar debía estar contenta, como Albertí.

Desde luego quien no lo está es Josep Melià. Montó Convergència per les Illes cuando UM se hundió y luego se unió a la Lliga Regionalista de Jaume Font y de ahí nació el PI, ahora extraparlamentario aunque tiene representación en el Consell. La ‘neoUM’ nace en ese escenario. Y Munar no dice, ni dirá, palabra. Pero observa. De eso caben pocas dudas.