Más allá de la cantidad de años que le han caído a Alves o, supuestamente, le podían caer, llama la atención que tras una sentencia se siga poniendo en tela de juicio la declaración de una víctima de violación. Más cuando esos mismos escépticos no opinarían igual si el agresor fuera un zarrapastroso indigente y no un futbolista de renombre que perteneció a uno de los clubes más grandes del mundo. Lamentablemente, la perspectiva cambia debido a estos factores. Se considera que un tipo como Alves no necesita agredir sexualmente porque teóricamente tiene a las mujeres que quiere (pensamiento que cosifica a la mujer desde un inicio) sin pensar que precisamente un tipo así, acostumbrando a hacer lo que desee, puede que no quiera eso, aburrido de su misma condición de estrella del deporte. Hay que tener en cuenta que si la víctima no hubiera tenido a su favor una serie de vídeos y testigos amén del ADN del agresor, no hubiera podido hacer nada.
Quince euros
27/02/24 4:00
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