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Me permito referirme al libro que leo estos días. Se trata de «Un caballero en Moscú» del autor norteamericano Amor Towles. La obra en cuestión, ya muy difundida, gira sobre la condena que se dicta contra un noble ruso erudito, refinado y caballeroso, el Conde Rostov, al triunfar la revolución bolchevique. Aunque normalmente debió de haber seguido la misma suerte que todos los demás no afines a la revuelta, es decir ser condenado y ejecutado, el Tribunal Popular que lo juzgó tuvo en cuenta unos poemas subversivos escritos en su juventud que finalmente le salvaron la vida. Pero eso no significó su puesta en libertad, ese eufemismo en un régimen comunista, sino una condena quizás más cruel y penosa: le condenaron a vivir eternamente internado en el legendario hotel de lujo Metropol, en el centro de Moscú, cerca de la plaza del    Kremlin y del Bolshoi, con la advertencia de que si ponía un pie en la calle sería inmediatamente ejecutado. El libro, una delicia, destaca por su elegante lenguaje y por la vasta cultura que demuestra el autor. Muy recomendable.

Aquel conde salvó su vida pero fue condenado a vivir encerrado dentro de unos límites que se convirtieron en una burbuja que lo aislaba del mundo. Vivir en una burbuja te acota y te limita tanto como vivir en un convento político rebosante de ideología, esa carcasa mental que aprisiona y regula las voluntades y las vidas de las personas.

Pocos meses después de su último fracaso electoral el partido catalanista y ultra conservador de la isla,    Més-Manco per Menorca, ese lobby de obsesiones particulares, se ha cobrado finalmente la pieza causante de aquel fiasco después de 8 años de cogobernar la isla desde la radicalidad tanto en el CIM como en varios ayuntamientos. Y así, y para sustituirle, en un reciente congreso, ha elegido a un nuevo responsable de ese conglomerado que, en un vuelco de imagen arriesgado por inverosímil, se presentará en las próximas elecciones europeas asociado a los exetarras de Bildu, esa cuna de asesinos, delincuentes convictos y prófugos varios. ¿No creen que ayudar a blanquear a simpatizantes del terrorismo no es la mejor bandera en la pacífica Menorca?

En unas sarcásticas declaraciones, vistas las consecuencias de su ‘acción de gobierno’ en los últimos 8 años, el nuevo dirigente de los ultras catalanistas de la isla anuncia que pretenden captar el voto de toda la izquierda en 2027. Habría que advertirles que, en puridad,    izquierda y nacionalismo son conceptos filosóficamente antagónicos por lo que difícilmente puede un partido conservador como ellos querer representar a la izquierda moderada y a la vez comulgarla con su nacionalismo extremado. Todos los típicos tópicos woke que recita como objetivos no los han practicado en esos últimos 8 años por lo que poca solvencia podrán presentar para cumplirlos en el futuro.   

Ni solucionaron la carretera general ni consiguieron evitar la pérdida de 22 millones de euros para dicha carretera; ni solucionaron el transporte a las playas… La gestión de los residuos fue un caos con sospechosos pagos sobrevalorados, crearon confusión con los generadores aéreos siempre averiados, no solucionaron la conectividad aérea en invierno ni ayudaron a solucionar el problema de la vivienda en la isla… Más: nunca devolvieron el misterioso dinero pagado por subvenciones exóticas a una bailarina oriental, complicaron las ayudas al campo... evitaron la transparencia en los contratos fraccionados a sus delegados del IME, ahondaron en su obsesión nacional-separatista que tanto rechazo provoca en la isla... lejos de ser menorquinistas han sido feroces catalanistas que «pixen fora test», apoyaron al feminismo más humillante, ese que da por supuesta la inferioridad de la mujer frente al hombre, y ese que ofende a los hombres proyectando sobre ellos la permanente sombra de la sospecha por ser machos naturales... y por supuesto han demostrado ser ecologistas de pacotilla al haber permitido el mayor atentado a la naturaleza de la isla como fue la construcción de un dique artificial y antinatural en la bahía de Ciutadella. Aficionados a horadar montañas inocentes han obstaculizado las comunicaciones de la isla de forma permanente. Urbanísticamente han impuesto la inseguridad jurídica y provocado la elitización de la tierra (ya solo los muy ricos pueden comprar terrenos). En el terreno educativo han ayudado a mantener a nuestra isla en el último lugar de la educación europea impidiendo su internacionalización bajo pretextos puramente totalitarios. Lo único que han de mostrado estos últimos 8 años es su inutilidad y una nula gestión. Més pretende que los menorquines vivamos en una burbuja aislados del mundo moderno pero Menorca no es el Metropol. Una pena que no hayan aprovechado su último Congreso para romper su encorsetamiento endogámico y suavizar su radicalismo woke. Sí, una pena.

Notas:

1- Basuras: ¿Hasta cuándo durará la guarrada esa del puerta a puerta? Una incomodidad para el ciudadano.

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4- El periodista Luis del Pino ha fichado por Intereconomía dejando su programa «Sin Complejos» de las mañanas de los fines de semana en Es Radio. Los constantes ataques obsesivos de Jiménez Losantos contra    VOX (por haberle retirado su publicidad) les ha hecho perder a tan buen periodista.

5- El catastrofismo ecológico empieza a cansar en Europa. Y en España. Y en Menorca.

6- Instantánea de actualidad: la Koldosfera está haciendo estragos en el sanchismo.

7- Próximo 12 de marzo, acto del gobierno de Tabarnia en Barcelona. Su Molt Honorable President el Sr. Boadella entregará los «Premios Héroes de Tabarnia» a Nicolás Redondo Terreros, Marcos de Quinto, Sergio Fidalgo y s’Acabat. Asistirá la Presidenta de la Comunidad de Madrid Sra. Isabel Ayuso.