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La última ridiculez del universo woke ha ocurrido en el Reino Unido, donde a la película Mary Poppins –que todos hemos visto y creo que ninguno ha desarrollado trauma alguno ni creencia errónea ninguna, más allá, quizá, de estar tentado de creer en la magia– le han cambiado la clasificación moral porque en alguna de sus cancioncillas se menciona la palabra ‘hotentotes'. Estoy segura de que la gran mayoría de quienes ven esa peli ignoran el significado de esa palabra y yo misma he tenido que recurrir al diccionario para estar segura. Designa a una tribu nómada del África austral y la peli se ve que la mencionan como sinónimo de ‘negros'.

Al ver en la wikipedia el rostro de uno de esos hotentotes he comprendido al instante que son primos hermanos de los bosquimanos, protagonistas de una de las películas más bonitas de la historia, «Los dioses deben estar locos», y sus secuelas. Una de esas producciones ochenteras de bajo presupuesto que se convirtió en todo un clásico tras cosechar un éxito inesperado en todo el mundo. Lo grandioso de esa peli es que nos permite conocer –en clave de humor y a través de un argumento disparatado– la forma de vida, el peculiarísimo idioma y las creencias milenarias de los san, un pueblo antiquísimo que es un verdadero tesoro para la humanidad. Así que, sin duda, los hotentotes también lo son, orgullosos depositarios de una historia larga y poderosa, de lucha contra los invasores. Aunque en la actualidad el ancestral modo de vida de estos pueblos ha sido prácticamente fagocitado por la uniformización forzosa del capitalismo y el consumismo, los ridículos británicos del siglo XXI, en vez de revalorizar y reivindicar esa grandeza, la dotan de connotaciones racistas.