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Una vez oí que Johan Cruyff decía esto: «Si ganas, bien fútbol». Pensé que tenía razón. Esta frase mal construida incluso podría ser un epitafio. Por varias razones, primera porque existen muchas cosas mal construidas en este mundo. En segundo lugar, la frase de Cruyff puede aplicarse a toda una vida. En el mundo hay muchas cosas injustas. Una de las que más injusta me suena es la guerra. La guerra consiste en que dos bandos humanos, seres de la misma especie, se peleen hasta la muerte y la destrucción. ¿Hay algo más injusto? Y también sucede que el vencedor tiene, o parece tener durante algún tiempo, la razón. Tiempo que puede durar siglos. ¿Era Nerón realmente tan malo? ¿Era Cleopatra realmente ninfómana?

Nosotros somos hijos de la guerra. De la guerra mundial, lo que llaman la Segunda Gran Guerra, que ganaron los aliados. ¿Y si no hubieran ganado? ¿Habrían sido los perdedores tan malos? ¿O los vencedores tan buenos? Cuando yo era pequeño todas las películas de la guerra ridiculizaban a los alemanes. ¿De verdad eran tan tontos? No creo. En las películas de indios y cowboys los indios siempre eran los malos. ¿De verdad eran tan perversos? No lo creo. Hay quien dice que los colonizadores los esclavizaron y redujeron a la nada. Pero lo dicen ahora, cuando ya ha pasado bastante tiempo.

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¿Saben lo que creo? Que ni lo uno, ni lo otro, o lo que decían mis padres, que en una guerra no hay vencedores ni vencidos. Leonard Cohen decía que hay una guerra entre los ricos y los pobres, entre los hombres y las mujeres. De hecho, hay una guerra entre los hombres y los hombres, o entre dos humanidades. Ahora mismo la hay en Gaza y también en Ucrania.

No hemos aprendido nada de las destrucciones, aniquilaciones, vejaciones, ferocidades ancestrales. Ucrania agoniza, Palestina está siendo borrada del mapa.

Quien gane, bien fútbol. Lo que es seguro es que perderemos todos, ya estamos perdiendo, pero podemos perder mucho más, incluso podríamos perderlo todo. La desolación se ceba en las tumbas anónimas. Los mausoleos podrán tener inscrito el nombre de los vencedores, podrán ser de mármol, con espléndidas esculturas y magníficos epitafios, pero serán tumbas igualmente, depósitos de podredumbre, depósitos de la verdad o de la mentira, y a lo mejor alguna tendrá el epitafio de Cruyff, y hasta se lo creerá, pero lo malo es que la vida no es un juego, no es un partido de fútbol, y por mucho que en algunos lugares se la desprecie, es lo mejor que tenemos.