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Actualmente con la imposición de los ordenadores en los trabajos de despacho obligando durante la jornada laboral al sedentarismo y fijación de la vista, han aumentado las patologías vasculares.

Es cierto qué corrigiendo los factores de riesgo con una mejor higiene de vida, podemos reducir en gran medida el número de varices y modificar el curso evolutivo de una insuficiencia venosa.

Aligerarse perdiendo unos kilos, en el caso de que sea necesario, ya que cuanto más peso, mayor es la presión en los miembros inferiores.

Colocar un pequeño taburete bajo los pies, en nuestra mesa de trabajo, ayudará a evitar la compresión excesiva de los muslos sobre la silla.

Es aconsejable diversificar la alimentación con proteínas como pescados, carnes, huevos, queso y legumbres, así como alimentos frescos ricos en vitamina C, frutas ricas en vitamina E como lo son también los frutos secos. El zinc no lo provee las ostras y el hígado de ternera. El selenio el atún en conserva y el pollo. El sílice los cereales como la avena o el trigo completo. Con ello favoreceremos la renovación del colágeno, la proteína de sostén de nuestros vasos sanguíneos.

Evitar el tabaco es básico dado que tiene efectos perniciosos sobre las venas y arterias.

Evitar los baños con agua muy caliente, también la exposición al sol intenso y a cualquier fuente de calor, como una estufa.

En el caso de piernas pesadas, hinchadas, es recomendable la aplicación de frío. Así provocamos un impacto térmico, se contraen los vasos y a continuación se dilatan. Al reaccionar el organismo, el débito sanguíneo aumenta favoreciendo el retorno venoso.

Conviene aumentar nuestro movimiento, ejercitarnos en general. Adoptar una actividad física regular. La mejor protección de los vasos sanguíneos, es una fuerte musculatura. Gran parte de los vasos sanguíneos esta situada dentro de los músculos de las piernas. Si desarrollamos unos buenos gemelos, cuádriceps, aductores, abductores, isquiotibiales y también los psoas y piramidales (muy eficaces en el retorno venoso) estos sostendrán mejor los vasos sanguíneos y evitarán su excesiva dilatación.

2 Haciendo trabajar nuestro cuerpo jugamos con la vasoconstricción y la vasodilatación provocando así una verdadera gimnasia vascular.

La actividad física contribuye además a fluidificar la sangre, al dilatar las arterias y de este modo oxigenar mejor el fluido vascular.

Una vez más, la marcha regular es nuestro gran aliado. En cada uno de nuestros pasos las venas situadas en el interior de los músculos gemelos son comprimidas y propulsan sangre hacia el corazón. Ello favorece el retorno venoso.

La forma correcta de mover los pies es entrando de talón y desarrollando progresivamente el movimiento del pie hasta llegar a su parte anterior.

La natación es muy recomendable para la circulación ya que masajea la musculatura. En general todas las actividades en el agua son benéficas para activar el retorno venoso.

En algunos casos, ciertos postoperatorios, embarazos, trabajo en pie muchas horas y largos viajes sentados puede ser recomendable utilizar medias compresivas. Siempre bajo la dirección médica o terapéutica.    A tener en cuenta el grado de presión de las medias.

Existen en el mercado actual diferentes compuestos en forma de cápsulas, flavonoides y otros principios activos para, según parece, mejorar la circulación. Según estudios médicos las medias de compresión tienen un resultado más eficaz.

Para colocarnos las medias compresivas, es más cómodo estirarnos en la cama y levantar las piernas; comenzar a calzárnoslas con los pies levantados, así ayudamos al retorno venoso.

Existen cremas y esprays en el mercado para aplicarlos debajo de las medias.

El mentol, alcanfor y aceites esenciales como ginco biloba, refrescan las piernas y dan una sensación de confort.