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En una de esas conversaciones filosóficas con personas leídas y cultas que tanto reconfortan, y de las que tanto se aprende, se abría la pregunta de cuál era la razón    por la que no tenemos formación sobre el Universo en los planes educativos, ni se incluye en el currículo universitario, máxime cuando la idea de las universidades fue ampliándose junto con la idea del universo, ya fuera en sentido geográfico, filosófico, científico o cósmico.

Toda nuestra visión existencial la ponemos en la Tierra, cuando sabemos que somos un grano de arena en nuestro Universo y que hay muchos más. Quizá la mirada de nuestra propia existencia desde un prisma universal estaría más llena de humildad y daríamos más valor a la vida.

Hoy día tenemos constancia de que en la parte del universo observable hay unas cien mil millones de galaxias. En cada una se estima que debe haber unas cien mil millones de estrellas, y ya sabemos que hay aproximadamente un planeta por cada estrella.

El físico italiano Enrico Fermi, que hizo grandes aportaciones a diversos campos de la física desde la estructura nuclear hasta el comportamiento estadístico de muchas partículas cuánticas, fue conocido por su capacidad de hacer estimaciones basándose en simples hipótesis. En 1950 Fermi formuló una paradoja: Si hay miles de millones de galaxias, estrellas y planetas, ¿cómo puede ser que no nos haya visitado ninguna civilización extraterrestre hasta el momento? ¿Estamos solos en el Universo?

Fermi defendía que cualquier civilización con una modesta cantidad de tecnología de cohetes podría colonizar rápidamente toda la galaxia. En base a sus previsiones aproximadas, argumentó que la Tierra ya debería haber sido visitada por extraterrestres teniendo en cuenta diversas características:

Tenemos unos cien mil millones de estrellas en nuestras galaxias. Muchas de ellas serán similares a nuestro Sol y muchas de estas serán mucho más viejas que nuestra estrella.

Seguro que algunas de esas estrellas tienen planetas que pueden soportar vida.

En muchos de esos planetas con vida se darán las circunstancias y características de estabilidad que habrían permitido el desarrollo de vida inteligente.

2 Algunas de esas civilizaciones habrán sobrevivido en el tiempo y habrán avanzado tecnológicamente tanto como para afrontar viajes espaciales.

Aunque no se puedan mover a la velocidad de la luz ni superior, han tenido el tiempo suficiente de llegar a la Tierra.

Si todos estos puntos son correctos, deberíamos haber sido visitados por extraterrestres. ¿Dónde está todo el mundo?, se preguntaba Fermi.

La paradoja de Fermi no tiene contestación. Algunas soluciones apuntan a que sobrestimamos la prevalencia de la vida inteligente en el Universo, o quizá estamos buscando en lugares equivocados, o tal vez la vida inteligente está hibernando, o es demasiado pronto para detectar otras civilizaciones. En cualquier caso, nos queda mucho por conocer del Universo, de la física, de la química y de la biología.

La buena noticia es la aparición del proyecto CÉSAR, de la Agencia Espacial Europea, un proyecto con experiencias reales para profesores y estudiantes de todos los niveles educativos. Colegios, Institutos y Universidades pueden acercarse a las ciencias del espacio como lo hacen los científicos y profesionales de la propia Agencia Espacial, el Instituto de Técnica Aeroespacial y la empresa de Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (ISDEFE).

Personalmente imagino el espacio exterior al modo que nos lo pinta George Lucas. Seres inteligentes, diferentes y extraños, con evoluciones asimétricas; incluso microscópicos, como las bacterias unicelulares que fueron los primeros habitantes de nuestro planeta. O quizá nosotros mismos habitamos el espacio exterior en un juego entre el futuro y pasado a través de un túnel de gusano, aunque en la actualidad solo es una posibilidad teórica en la física.    A diferencia de la creación de Lucas, La Guerra de las Galaxias, me gustaría pensar que los extraterrestres en sus evoluciones, ya han superado los egos y, por ello, los conflictos bélicos, al más puro estilo de Yoda.