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Se trata de un cruce en una carretera general transitada y como tal tiene un componente peligroso, especialmente porque incluye un giro a la izquierda, y todos los giros a la izquierda lo son. En la obviedad de esta conclusión que comparten especialistas de la Guardia Civil de Tráfico descansan buena parte de las inquietudes manifestadas por la asociación de vecinos de Talatí de Baix, uno de los cuales perdió la vida en la madrugada del miércoles tras sufrir un accidente, precisamente, en esa intersección de la principal vía de la Isla situada a escasos cuatro kilómetros de Maó.

A pesar del error humano que incidió en este fatídico siniestro, el cansino debate sobre la remodelación de la carretera general entre Maó y Alaior deberá contemplar una víctima mortal que posiblemente se habría evitado si este giro para atravesarla hubiese sido eliminado o minimizado el peligro con otro recurso vial, tal y como reclama la asociación de vecinos desde hace años. Unos metros más allá, el domingo tuvo lugar otro accidente grave lo que pone de manifiesto el riesgo de este tramo, sumamente agravado en la época estival.

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En el cruce de Talatí confluyen demasiados usuarios que incrementan su peligro porque permite cambiar de sentido, da salida a clientes y camiones del gas butano, lo frecuentan quienes van al yacimiento prehistórico y los 45 propietarios que integran la asociación vecinal.

Las reclamaciones de estos residentes al conseller de Movilidad,    hartos de presenciar accidentes, están justificadas y deben ser tomadas en consideración, probablemente con un carril intermedio que rebaje el peligro, como el construido en la intersección de Ets Alocs.

Después de los lamentables retrasos en las decisiones finales de cada punto en función del color político que ha gobernado el Consell, el de Talatí de Baix, quedará salpicado por el último suceso luctuoso. Una sola vida perdida en el asfalto vale mucho más que tanto tiempo perdido.