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A veces creo que somos más injustos nosotros con la vida que la vida con nosotros. Quiero decir, que más que pensar que el destino se ceba con nosotros porque nos pasan cosas malas, somos nosotros los que las atraemos con algunos de nuestros actos o decisiones. No todas, evidentemente, pues hay malas noticias que llegan con más injusticia que méritos y las tenemos que afrontar igual, mientras otras llegan después de que nos las hayamos ganado a pulso.

No sé si has escuchado a alguien refunfuñar que tiene mala suerte, que la vida es injusta con él o con ella, que no se merece lo que le pasa. No creo que sea una cuestión de merecer porque, en realidad, no hay nadie que decida qué nos tiene que pasar por hacer más una cosa o hacer menos otra. La vida es un regalo, aunque el argumento que nos toque vivir se nos atragante por momentos o se nos complique más de lo que nos gustaría.

Está claro que a todos nos encantaría que, ya que tenemos el privilegio de vivir, nos tocara una existencia placentera, que el viento soplara siempre a favor y que, si nos tocase llorar fuera solo de alegría, pero me temo que no es tan fácil. A veces le doy vueltas a muchas cosas en las que no suelo perder demasiado el tiempo porque al final no llego a ninguna conclusión que me convenza.

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Los seres humanos somos unas máquinas con un montón de ‘engranajes’ que funcionan perfectamente y que nos regalan un día más. Por estadística, tendría que ser más fácil que algo fallara que no que todo funcionara sin problema. No es descabellado pensar que en algún momento esos engranajes fallarán y, como nos pasa con los aparatos usados, acabaremos fallando nosotros también. Unos, lamentablemente, sufren el fallo de una de esas piezas más pronto que tarde y les toca vivir aquello que acabamos resumiendo como un mal sueño.   

Como te decía, de poco sirve que busquemos cábalas que intenten explicar todo lo que nos pasa porque muchas de esas cosas no las podemos evitar, ni sabemos de dónde nos vienen ni hacia dónde nos llevan. Perder un trabajo, por ejemplo, se puede ver como un drama o como una oportunidad, aunque solo quien lo vive y sabe lo que conlleva más allá, puede contarte cómo se siente. Aunque también hay quien se lo ha ganado y poco puede hacer o puede decir.

En el caso de una enfermedad, discúlpame que no te pueda dar una respuesta. Si te sirve de consuelo, a todos nos golpea y debemos llevarla de la manera que más nos apetezca porque por encima de todas las cosas lo que nos ofrece es un aprendizaje. Aunque hay lecciones que son tremendamente dolorosas.

PD: Un abrazo a todos los que estáis luchando.