TW

Cada cita que da el IB-Salut viene acompañada del recordatorio, con mensaje al teléfono móvil, del día, la hora y la opción de anular, también vía telefónica o por internet. Aún así cerca de 240.000 personas dejaron a su médico compuesto y sin paciente el año pasado en Balears, una minoría, el 5 por ciento del total de las citas que se pidieron, pero suficiente para causar enormes pérdidas, 26 millones de euros. El presupuesto del Área de Salud de Menorca, por comparar, asciende este año a algo más de 119 millones.

Noticias relacionadas

En España se calcula que se pierden de esta manera 11 millones de citas al año. La sanidad no es gratis, la financiamos entre todos y tenemos la suerte de tener un acceso universal, por eso demuestra una tremenda falta de respeto no anular la cita si se sabe que uno no va a poder acudir. No solo se deja plantado a los profesionales, sino que se roba la posibilidad de que otra persona utilice ese hueco, engordando unas listas de espera de las que luego todos nos quejamos. No es una novedad esto de la incomparecencia en las citas, es un problema que se arrastra desde hace años, pero vuelve a la actualidad por la idea planteada en Francia de imponer una multa de 5 euros a los pacientes que no acudan a su cita sin avisar, al menos 24 horas antes.

Podría aplicarse en 2025. De inmediato aquí el Ministerio de Sanidad ha descartado seguir esa línea; tampoco el Colegio de Médicos cree que sancionar sea lo más conveniente, y la Asociación de Consumidores vincula muchas faltas de asistencia al tiempo que cuesta lograr una cita. Hay una confianza generalizada –yo creo que excesiva–, en la campaña y en ese ‘ir a buenas’ y concienciar, porque las multas son muy impopulares. Pero si los plantones a los médicos continúan tal vez sea hora de tocar el bolsillo, 5 euros frente a una media de 100 que cuesta una consulta es algo simbólico, un toque de atención. Suele ser lo único que funciona.