Para mí cualquier día que visito una librería es una fiesta, pero para el Gremi de Llibreters no. Para los libreros sólo es fiesta un día al año, precisamente el día de Sant Jordi, cuando abandonan su acogedor local para desparramarse por la calle y someterse a la intemperie, los gases tóxicos de los coches y la suciedad urbana. Y con entusiasmo, a fin de acercar los libros, pues eso, a la puta calle, siempre aficionada al bullicio. ¡Con más de 200 autores firmando ejemplares en las esquinas, como gatos callejeros! Todo lo cual me obliga, en tanto que antiguo cronista cultural, a decir algo cada año, recordándoles que sí, que es Sant Jordi. No sé hasta cuándo cumpliré esta obligación ritual, que exige ponerse muy sentimentales, pero de momento estoy en ello.
Oraciones
La fiesta de los libreros
24/04/24 4:00
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