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Corría el año 1971 cuando el presidente Nixon requiere a Vernon Walters que se entreviste con el general Franco para interesarse sobre cómo veía la situación de España tras su muerte. Walters era un espía americano de grandes dotes y habilidades según manifestación de José J. Sanmartín; si bien, como nos dice el profesor, el problema radica en que solo se cuenta con el testimonio del enviado de Nixon para explicar lo ocurrido en esta entrevista. Nixon pretendía averiguar si habría estabilidad en España tras la muerte de Caudillo. El mensaje de Nixon era claro: «Debes ir a hablar con Franco y saber lo que sucederá después de él».

Hoy sabemos que el presidente Nixon tenía obsesión por averiguar qué camino iba a tomar España después de la muerte del General. Esto lo demuestran grabaciones que se hicieron públicas a partir de los años 90. En ellas se puede apreciar su preocupación sobre el final de Franco por su deterioro físico, que se empezó a demostrar a partir de finales de los 60 principios de los 70. Basta con conocer la conversación gravada el 11 de junio de 1971.

El presidente Nixon de EEUUU y Franco

Así las cosas, cuando Walters llega frente a Franco le entrega una carta a este, en la que Nixon legitima su actuación, frente al Jefe del Estado Español. Franco lo recibe con frialdad y escucha, sin inmutarse, las primeras palabras de cortesía que le hizo el enviado de Nixon. Su frialdad, la de Franco, tuvo una respuesta inmediata a las palabras de cortesía del Sr. Walters:

«Lo que le interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte. (…) Siéntese, se lo voy a decir. Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe será Rey porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que deseen ustedes, los ingleses y los franceses: democracia, pornografía, droga y qué sé yo. Habrá grandes locuras pero ninguna de ellas será fatal para España».

Vernon Walters

Walters se queda pensativo por un momento… «Pero mi general… ¿Cómo puede estar usted tan seguro?»; a lo que Franco respondió: «Porque yo voy a dejar algo que no encontré al asumir el gobierno de este país hace 40 años. La clase media española. Diga a su Presidente que confíe en el buen sentido del pueblo español que no habrá otra guerra civil».

Esto es lo que nos narra Vernon en la entrevista concedida al Periódico ABC en 25 de agosto del 2000 y que también consta en sus memorias.

El lenguaje subliminal que se transcribe del comentario de Franco es que este, el General, utilizó el estilo de corrección política, combinado con un determinismo claro; no quería que los EEUU se inmiscuyeran en la sucesión de la Jefatura del Estado a favor del Príncipe Juan Carlos. Hay que apuntar aquí que los norteamericanos y su Presidente tenían claro que debían apoyar al entonces príncipe Juan Carlos.

Lo que realmente pretendían los EEUU, en la sucesión de Franco, es que en España se hiciera un proceso de transición política estable y sin ningún tipo de influencia soviética; pues temían que una crisis armada en España podría derivar en un deterioro de las relaciones diplomáticas entre España y EEUU. No olvidemos que EEUU, a través de Eisenhower, legitimó el régimen surgido después de la victoria de Franco en el 39. Franco, que era plenamente consciente de ello, jugó fuerte y una vez más puso el valor estratégico de España, como país aliado de EEUU, por encima de cualquier influencia externa.

Volviendo a la entrevista entre Franco y Walters apuntar que el propio Walters salió de la entrevista con el rabo entre las piernas, como vulgarmente se dice, y reconoció que no había existido química alguna entre ellos, y que Franco no le concedió ninguna posibilidad de influir en el tránsito de la Jefatura del Estado.

Nixon no consiguió su objetivo; objetivo que no era otro que después de Franco España tuviera un marcado acento pro-americano. No obstante ello, hay que reconocer que una vez muerto Franco, EEUU y Alemania principalmente, entre otros, tuvieron una influencia determinante en el proceso de la transición democrática.

A Walters, según su propio testimonio, le quedó claro que Franco no quería que nadie se inmiscuyera en los asuntos internos de España, de ahí que el ‘general’, como le llamaba Nixon, le respondiera que: «España tendría estabilidad y que el príncipe Juan Carlos sería Rey y cumpliría con su deber». Es lo que se llama protocolo de la retórica.

Como vemos en la descripción que nos hace el interlocutor de Nixon, tanto en la entrevista concedida en ABC como en sus memorias, queda claro que Franco, desde la victoria en la guerra y como Jefe de Estado, no admitía que nadie le marcase el paso. Algunos piensan que el error de Nixon fue enviar a ver al General Franco a un militar de menor graduación. Es posible. De ahí que Walters solo obtuviera respuestas parcas y vagas. Lo que sí le quedó claro al enviado de Nixon, y como única certeza, es que: «D. Juan Carlos sería Rey porque no había alternativa».

Una vez más Franco demostró que tenía, lo que hoy llamamos una hoja de ruta, un guion del que no se apartaba ni un milímetro; de tal manera que Walters, hombre astuto e inteligente, se dio cuenta desde el primer momento que se iría con las manos vacías y eso que, sus habilidades de diplomático astuto, inteligente y manipulador, eran sobradamente conocidas, pero en este caso no consiguió seducir a Franco. Por cierto, esto no es apología ni de la figura de Franco ni del Franquismo; ni tampoco es fruto de mi memoria. Es simplemente relato del hecho histórico protagonizado y descrito por el propio Vernon Walters.