Una masiva protesta contra el vigente modelo turístico en Canarias ha puesto sobre el tapete, una vez más, las contradicciones de esta pauta de crecimiento. La situación del archipiélago atlántico compite en dificultades –y también en beneficios– con la que podemos detectar en Balears. Estamos ante escenarios de saturación turístico en coyunturas determinadas, que se van extendiendo en el tiempo rompiendo las estacionalidades de antaño. En estos contextos, uno de los debates en Canarias radica en la imposición de una ‘ecotasa’ al estilo de la vigente en Balears o en Catalunya. Y la reticencia de los hoteleros a la implantación de esa figura impositiva. Un déjà vu para los baleares, que escuchamos todo tipo de cataclismos apocalípticos si se ponía en funcionamiento la medida, a principios del siglo XXI, cuando se aprobó por un gobierno progresista, siendo derogada después por uno conservador y repuesta por otro progresista: en vivo, hasta ahora. Y sin la más mínima consecuencia anunciada por los profetas del desastre. La realidad: más turistas que nunca, más pernoctaciones que nunca, más gasto turístico, más beneficios. Sencillamente: porque no es una ecotasa.
Tribuna
La manifestación canaria
01/05/24 4:00
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