El filósofo Javier Echeverría sugirió el nombre de esa ciudad etérea en la que vivimos actualmente, aunque muchos todavía creen que habitan en tierra firme. De hecho, es una megaciudad sin fronteras, planos ni callejeros, fluida, difusa… una polis que se parece más a una selva. Donde había suelo, ahora hay aire. Una gran nube que lo contiene todo y donde vamos colgando nuestras cosas. Dejando atrás los parámetros del campo y la ciudad, con sus certezas y límites, nos adentramos en un entorno desconocido, donde habitamos y nos movemos continuamente, sin darnos cuenta de todo lo que ello implica. Interactuamos a distancia, sin mantener contacto físico. Solemos ver imágenes, leer textos, oír voces… casi desde cualquier sitio, donde lo mejor y lo peor están entremezclados.
Sin flash
Desde Telépolis
02/09/24 4:00
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