El gobernador demócrata de Minesota Tim Walz, antiguo profesor de Geografía de instituto que en su juventud hace 35 años impartió clases de inglés en China y aún habla el idioma mandarín, se encontró de pronto convertido en el segundo de Kamala Harris en su carrera hacia la Casa Blanca, y por tanto, en aspirante a la vicepresidencia de EEUU.
Así pues, como no tenemos demasiada confianza en que la intrépida Kamala logre vencer a Trump, delincuente convicto, hemos preferido hablar de él ahora, cuando todavía no ha ganado ni perdido nada. Porque al parecer este viejo profesor nativo de Nebraska, aparecido de repente gracias a la retirada de Biden, es un político de lo más inusual en Norteamérica, del que hasta sus colegas del Partido Demócrata hablan bien, mientras los republicanos, cómo no, tildan de izquierdista radical y lunático trastornado.
Porque se le entiende todo, es guasón y satírico, no berrea ni cocea, tiene pinta exactamente de lo que es. Un profesor de instituto calvo y bonachón, de irónica mirada y gruesas mejillas como mazorcas de maíz de Nebraska, el cogollo del Medio Oeste, la patria de los Iowa y los Omaha. ¡Y encima habla chino! Raro de verdad en el embrutecido ambiente electoral yanqui. Se cuenta, pero quizá sea leyenda, que Kamala le escogió por haberle escuchado comentar, no sin sarcasmo, que los candidatos Trump y Vance eran «gente rara».
Y ciertamente lo son, pero no en EEUU, donde el raro, y más raro aún en tanto que aspirante a la vicepresidencia, es el señor Walz, profesor de instituto que, prodigio asombroso, llama a las cosas por su nombre. Ignoramos si ganará (en EEUU hay mucha gente rara), pero nos alegramos de haberle conocido.