TW
6

Cristina Pedroche sigue adaptándose a la maternidad. Hace dos meses dio la bienvenida al mundo a su primera hija en común, Laia, y desde entonces ha sido sincera a la hora de hablar de su estado de salud, pues pese a encontrarse bien físicamente, su estado de ánimo pasa por una montaña rusa. Ha hablado siempre de ello a través de Instagram, donde este miércoles ha publicado un inquietante mensaje.

La colaboradora de Zapeando ha publicado por la mañana una imagen de una vela encendida y ha asegurado que iniciaba un día "importante", lo que, al parecer, le tenía algo inquieta. "Pongo una velita para pedir que todo vaya bien", ha expresado Pedroche, que en la instantánea también ha mostrado unas piedras espiritual. En concreto, de cuarzo rosa, que está relacionado con el amor.

Se dice que este tipo de piedra abre tu chakra del corazón para querer en todas las formas posibles: de manera romántica, amistad, familia o incluso laboral. También te libera de cualquier emoción tóxica. Después ha dejado ver a sus tres millones de seguidores un vídeo en el que aparece sonriente paseando el carrito de su bebé. Ni una palabra de la publicación anterior.

Tras volver al trabajo, la presentadora habló en Y ahora Sonsoles sobre cómo se sentía: "Le hablo a todo el mundo como si fuera un bebé. No salgo mucho de casa. Solo estoy con mi hija. Me cogí 15 días antes para mentalizarme de todo y todavía no he vuelto al trabajo después de dos meses y medio. Voy saliendo poco a poco, me voy forzando". Un tiempo atrás explicaba que, aunque se sentía muy feliz por el nacimiento de su primera hija, lloraba a menudo y sin razón, lo que preocupó a los usuarios de Instagram, que le mandaron una oleada de apoyo.

"Lloro todos los días un poquito. La maternidad es un viaje, yo también he nacido como madre. Tengo nuevos miedos y emociones. Soy feliz, es preciosa, me muero de amor. De repente estoy nerviosa, me meto para dentro, lloro. Mucho amor y muchas sombras. Me había preparado mucho, pero hasta que no lo vives… Lo que he aprendido estos dos meses es estar con buenas personas y madres que pasan por lo mismo", dijo.

"Con buenos profesionales que te ayuden a sentir el apoyo. Lo que más miedo me da es que le pase algo. Todo me da pena. Soy la niña de las penas. Me pongo a llorar porque la veo frágil y pequeña. Le doy lactancia y el ver cómo crece tan rápido a la semana es increíble. Preferiría no haber tenido tan poquita tripa después y estar mejor de la cabeza", zanjó.