Aunque muchos se creen que el helado es 'made in' Italia, su origen viene de otro país.

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Nada más veraniego que el helado, nada más refrescante que el helado, nada más sabroso e irresistible que el helado. Se podría repetir esta palabra como un mantra: ‘helado, helado, helado…’ y con todo esto, siempre sabría a poco. Es curioso que un alimento tan cercano, presente en los congeladores de cualquier familia, tenga tanto y tan rico de historia y siga sorprendiendo tanto cada año con nuevos sabores y texturas cada vez más arriesgados. Aunque se cree que su origen es italiano, nada más lejos de la realidad. Aquí te contamos de dónde proviene y la importancia de la figura de Marco Polo para dar a conocer el postre favorito de muchos.

Los primeros indicios de lo que se podría considerar como helado se remontan nada menos que al año 4.000 antes de Cristo. Eran muy distintos a lo que ahora identificamos como tal, ya que se trataba de una mezcla de arroz hervido con leche y especias que se consumía en China y de la que hay referencias gracias a Marco Polo. El explorador recopiló muchas recetas y las llevó a su país, Italia, donde se convirtió en un plato habitual en las cortes. Persia o Macedonia ya tenían la costumbre de consumir dulces similares hace 3.000 años, mientras que árabes o romanos siguieron haciendo evolucionar las recetas.

Nada menos que el año 1686 se abrió en París la que está considerada primera heladería del mundo, el Café Procope, aunque eso sí, de dueño italiano. Desde entonces, la imaginación y las ganas de mejorar cada vez más este producto han convivido con su industrialización y popularización. Hay tantas y tan variadas posibilidades, desde el sencillo y universal sabor a vainilla hasta las especialidades más refinadas y perfeccionistas donde, perderse en ellas, más que un problema, es una tentación.