Imagen cedida por la Agencia Espacial Europea (ESA) el 13 de noviembre del 2014 que muestra un montaje con cinco fotografías capturadas por una cámara de alta resolución del instrumento Osiris, para intentar identificar el lugar de aterrizaje del módulo Philae de la ESA sobre la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. | ESA

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El módulo Philae ha comenzado a enviar datos de dos de los experimentos que ha logrado poner en marcha sobre el cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, en el que aterrizó el miércoles tras separarse de la sonda madre Rosetta.

Según informó la Agencia Espacial Europea (ESA) en las redes sociales, durante la noche comenzaron a funcionar los sensores diseñados para estudiar la densidad y las propiedades térmicas y mecánicas de la superficie del cometa (MUPUS en sus siglas en inglés).

También se puso en marcha el espectómetro APXS, que debe detectar partículas alfa y rayos-X para recoger información sobre la composición elemental de la superficie.

Ayer confirmó que el módulo Philae recibe pocas horas de luz solar para cargar sus paneles con energía suficiente para continuar en los próximos días las pruebas científicas previstas.

El módulo, apoyado en la superficie con dos de sus patas y con la tercera en el aire, lleva una batería que le da autonomía energética hasta dos días y después lo que le queda de vida dependerá de los paneles solares.

La ESA esperaba que el Philae tuviera entre seis y siete horas de luz solar al día, pero sólo recibe hora y media.

El módulo, que mantiene sin problemas su comunicación con la nave Rosetta durante las horas en las que ésta tiene visibilidad, envió ya ayer las primeras imágenes del cometa.

El Philae se comunica a través de Rosetta y las señales que envían llegan a la Tierra 28 minutos después, porque viajan a la velocidad de la luz y las naves se encuentran a una distancia de 511 millones de kilómetros.