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Alemania continúa buscando alternativas al gas ruso, cuyo flujo se ha reducido considerablemente, y adoptando medidas para rebajar los altos precios de la energía mientras se mantiene activo en el país desde el pasado 23 de junio el segundo nivel de alerta de los tres estadios que se prevén en el plan de emergencia del gas.

El objetivo del Gobierno de Olaf Scholz pasa por llenar los depósitos de almacenamiento de cara al invierno, que actualmente se encuentran al 65% tras reducirse el nivel el pasado martes, pues los proveedores tuvieron que hacer uso de estas instalaciones para satisfacer la demanda.

Esto se produjo como consecuencia del corte del suministro del gas ruso a través del gasoducto Nord Stream, en el que se están realizando labores de mantenimiento debido a la falta de una turbina, según han indicado desde Rusia, y por el que estaba circulando solo un 40% del volumen habitual.

Así pues, con la llegada de octubre, la administración pretende que la capacidad de llenado se sitúe ya en un 80%, y que el nivel alcance el 90% para el mes de noviembre. Para ello, a falta de instalaciones propias, se han habilitado cuatro terminales de gas natural licuado, la primera de las cuales entrará en funcionamiento en invierno.

Además, para conseguir llegar a estas cuotas, se apostará también por la diversificación del suministro, la reactivación de las centrales eléctricas que funcionan con carbón y petróleo para reservar y almacenar gas, que supondrá el regreso al mercado eléctrico de un total de 27 centrales hasta el 30 de abril de 2023, y un llamamiento a la contribución mediante el ahorro de la población y la industria.

Así se expresó el ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, este martes, cuando pidió a los ciudadanos su contribución, ya que "una interrupción permanente o a largo plazo de la producción industrial" tendría "consecuencias masivas", aunque por el momento el suministro está garantizado.

No se pide "desconexión" del gas por un orden de prioridad, subrayaron posteriormente desde el ministerio que dirige, sino de parámetros como la temperatura de estancias o de regímenes de horario con los que se determinan "estándares de seguridad" para los hogares y otros consumidores de gas. "También es responsabilidad de cada ciudadano ahorrar gas si es posible", señalaron.

La preocupación es creciente ante una posible falta de suministro por el temor de que Moscú no reanude el flujo normal cuando acaben las tareas de mantenimiento el próximo jueves, aunque desde el Gobierno se envió un mensaje de tranquilidad al comienzo de las mismas respecto a la garantía del abastecimiento de gas.

En este sentido, el Ejecutivo no se plantea elevar el nivel de alerta al tercer estadio, que permitiría al Estado intervenir en el mercado para regular el flujo.

Medidas adoptadas

Varias medidas se han adoptado ya para paliar los efectos de la guerra en Ucrania en los hogares y las empresas. Consciente de que muchas familias no podrán hacer frente a la factura de la calefacción por su acuciante subida, tal y como afirmó recientemente, su Gobierno ya ha aprobado una reducción del precio de los abonos de transporte a nueve euros por mes y limitado a tres, y se redujo el impuesto sobre los hidrocarburos, aunque estas medidas han tenido sólo un ligero efecto amortiguador sobre la inflación general, que marcó en junio el 7,6%.

En este sentido, el organismo regulador de la energía en Alemania, alertó de que el precio de la calefacción podría triplicarse el próximo año por la subida del precio del gas, por lo que se reclama un tercer paquete de ayudas que vaya destinado, sobre todo, a los más vulnerables.

La Asociación Alemana de Ciudades y Municipio ve incluso con buenos ojos habilitar recintos calefaccionados para personas en situación de necesidad extrema.

Mientras, se han destinado también ayudas a la industria como el programa de contención de costes energéticos por valor de 5.000 millones de euros para ayudar a las empresas de alto consumo energético especialmente afectadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania y la habilitación de una línea de crédito del Banco de Desarrollo KfW del Estado alemán, la ampliación de los mecanismos de garantías a nivel federal y regional y un instrumento de cobertura de márgenes.