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La Unión Europea está dispuesta a romper cualquier lazo con la Rusia de Vladimir Putin. La invasión de Ucrania no solo ha cambiado del todo el panorama geopolítico, sino que también ha resquebrajado las relaciones comerciales. La Unión, así, trata de reponerse de una dependencia fundamentalmente basada en la energía, pero no es tarea fácil. Y es que solo siete de sus 27 Estados miembros redujeron sus importaciones desde territorio ruso en 2022 -según las cifras disponibles de entre febrero y agosto-: son Finlandia, Lituania, Letonia, Dinamarca, Estonia, Suecia e Irlanda, tal como se recoge en datos de Eurostat.

Es cierto que el volumen, en general, de las importaciones europeas desde Rusia ha caído de los más de 20 millones de toneladas de enero del año pasado hasta los 13 registrados en octubre, mientras que el valor hizo lo propio pasando de 22.000 millones de euros al mes a 12.800 en octubre, según Bruegel. Pero ese giro no se ve de forma tan clara si se desglosa por Estados miembros, incluso pese a los nueve paquetes de sanciones aprobados por los 27 desde el arranque de la invasión. De una forma u otra, y aunque no al nivel del pasado, la UE sigue financiando la maquinaria de Putin.

Frente al reducido grupo de socios comunitarios que cortaron el grifo en parte al Kremlin los 20 restantes han aumentado en mayor o menor medida las importaciones. El caso de España no es tan llamativo, pues las incrementó en un 51%, con un valor de 4.700 millones de euros en el periodo mencionado. Mucho más relevantes son los aumentos de Eslovenia (346%), Luxemburgo (262%) o Austria (139%), que lideran esa clasificación. También Hungría, Grecia y Hungría están en esa parte de la lista; el caso húngaro, no obstante, no sorprende demasiado pues el Gobierno de Viktor Orbán es considerado el 'caballo de Troya de Putin' en la UE y ha boicoteado una mayor dureza en las medidas contra Rusia.

En cambio, Suecia (con un 60% menos) y Dinamarca (con una caída de un 44% en las importaciones) son los que lideran ese 'desenganche' de Moscú, dando además buena muestra de que los países nórdicos, al igual que los Bálticos, son los más implicados que dejar de financiar el régimen de Putin. No sucede de igual forma con Polonia pese a su apoyo incondicional a Ucrania desde el pasado febrero: el país ha aumentado sus importaciones desde Rusia en un 24%. Es una cifra relativamente baja y similar a la de Alemania (33%) o la República Checa (31%). Más les está costando a Francia y a Italia, donde los incrementos fueron de un 84% y un 100% respectivamente hasta agosto del 2022.

España mantiene una relación comercial con Rusia basada, entre otras cosas, en las compras de energía. Hasta octubre la compra de gas natural licuado (GNL) había aumentado un 23% respecto al año anterior. España, con todo, no está entre los primeros países importadores y exportadores de Rusia (ni de Ucrania) pese a que los vetos tengan efectos importantes por ejemplo en sectores como el turismo. Además de los combustibles, la fundición, hierro y acero, los productos químicos inorgánicos, el aluminio o los residuos de la industria alimentaria para abono son otras de las importaciones de España desde Rusia, según datos del ICEX correspondientes a 2021.

Un ojo puesto en los vetos al carbón y al petróleo rusos

"Las sanciones son una herramienta pensada para el medio y el largo plazo, por lo que sus efectos ahora todavía no son ni mucho menos los esperados", repite a 20minutos María Vallés, doctora en medidas restrictivas de la Unión Europea. Por lo pronto, esas sanciones a Rusia afectan principalmente a material militar, drones, productos químicos, semiconductores o a la economía de empresas y oligarcas. Pero no lo hace con tanta profundidad a la energía, todavía principal criptonita de la Unión. Eso sí, los expertos esperan que los vetos parciales al carbón y al petróleo rusos permitan cortar más las importaciones en 2023. Con el gas será mucho más complicado y el tema ni siquiera está sobre la mesa de los Estados miembros de forma seria.

En el desglose por sectores, tal como recoge Politico Europe, el cambio también es notorio. Por ejemplo, el comercio de la UE con Rusia en lo relativo a los minerales y derivados -entre marzo y octubre del 2022- pasó de un valor de 68.645 millones de euros en 2021 a 103.864 millones el año pasado, sobre todo por el aumento de los precios de la energía. Sí se redujeron los intercambios en otras categorías como la tecnología, los productos químicos, las materias primas o las manufacturas. La curva de la dependencia de la Unión Europea con la Rusia de Putin va ya hacia abajo, pero no al ritmo que muchos esperaban. Unos lazos de décadas no se pueden romper en cuestión de meses.

Entre los pasos más relevantes está el dado en diciembre, cuando los 27 pactaron limitar los precios del gas cuando superen los 180 euros durante tres días hábiles bajo el sistema TTF, que es el que marca la referencia en la UE. Ese tope al precio fue uno de los reclamos de España y del resto de países del sur ya incluso antes de que comenzase la invasión, pero se trata de un precio y de unas condiciones que no se han dado en el mercado una vez iniciada la guerra y en plena crisis energética. Además, los precios de un contrato a un mes vista siguen siendo unas cuatro veces superiores a los de hace dos años.

"Las sanciones son muy complejas: su configuración depende del tiempo, del objetivo, del ámbito al que afecte, de la persona a la que se sancione", recuerda Vallés, que asume que "la UE ya está comprándole cada vez menos energía, pero no todos los actores tienen ese compromiso", pues Moscú tiene el margen para encontrar nuevos socios y de hecho prevé reforzar su relación con China este 2023 y puede hacer lo propio con India e incluso con Israel, que con el nuevo Gobierno de Netanyahu ha reactivado los contactos con Moscú y se niega a condenar la invasión de Ucrania (aunque seguirá enviándole ayuda). "Se espera que los efectos de las sanciones se agraven con el tiempo", añade el Banco Mundial en este escenario en el que, según los analistas, tiene que primar la paciencia.

Tras el inicio de la invasión y a fecha 4 de enero de 2023 la UE ha aprobado e impuesto un total de 1.154 sanciones contra Rusia, por detrás de las 2.038 de Estados Unidos y de las 1.166 del Reino Unido, según la última actualización de Correctiv. En cuanto a las medidas restrictivas contra individuales los más afectados son los políticos, seguidos de los oligarcas y de los altos mandos militares. De hecho, en la lista de sancionados de la Unión Europea están tanto el propio Putin como su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov.