TW
0

La guerra (también) son datos. Y esa batalla se libra igualmente que otras mientras el conflicto sobre el terreno entra en una nueva fase. Estados Unidos cifra en 20.000 los militares rusos muertos en Ucrania desde diciembre, según las informaciones que maneja la Casa Blanca. Además, unos 80.000 efectivos han caído heridos en los últimos meses, sobre todo con los datos que han ido en aumento en el frente de Bajmut. En cambio, el Kremlin ironiza. El Kremlin ha afirmado este martes que Estados Unidos no cuenta con datos fiables sobre las bajas rusas en la guerra en Ucrania y ha recalcado que Washington "se ha sacado de la manga" las cifras facilitadas recientemente sobre pérdidas del Ejército.

El Estado Mayor del Ejército ucraniano ha indicado además este martes en un mensaje en su cuenta en la red social Facebook que cerca de 191.500 militares rusos han sido "liquidados" desde el inicio de la invasión. En cambio, Rusia no ha facilitado datos sobre bajas en el conflicto desde septiembre, cuando Shoigu confirmó la muerte de 5.937 militares. El portal ruso de noticias Mediazona eleva el total de fallecidos a 19.688 -incluidos 1.665 durante los últimos 15 días-, cifras que da por "corroboradas" a través de datos disponibles públicamente, un trabajo que realiza junto a la cadena de televisión británica BBC.

A la vuelta de la esquina está el 9 de mayo, una fecha clave para Rusia y el día en el que se prevé de nuevo el tradicional desfile militar. Pero las espadas están en todo lo alto. Los últimos ataques y sabotajes en territorio ruso y la anexionada península ucraniana de Crimea, y los anuncios de Ucrania de que el inicio de la contraofensiva ya solo depende del liderazgo del país, han aumentado el nerviosismo en Moscú, que trata de responder rápido con oleadas de ataques más selectivos que al principio de la invasión pero letales igualmente.

En los últimos días han aumentado los ataques y sabotajes en regiones rusas y Crimea. En la madrugada del pasado sábado un ataque con drones provocó un incendio en un depósito de combustible en el puerto de Sebastopol, la base de la Flota del mar Negro, calificado por Ucrania de "castigo de Dios" por la matanza de 23 civiles en la ciudad de Umán ocurrida el pasado viernes.

El lunes descarrilló una decena de vagones de un tren que se dirigía a Bielorrusia en la región rusa de Briansk, fronteriza con Ucrania, debido a un artefacto que explotó en las vías férreas. El mismo día 1 en la región de Leningrado se abrió un caso por sabotaje por la explosión en una torre de alta tensión. Por motivos de seguridad los desfiles militares de Rusia en las regiones fronterizas de Kursk y Bélgorod, fronterizas con Ucrania, además de Crimea y Sebastopol fueron anulados, pero el Kremlin decidió mantener el de Moscú.

Una sola victoria rusa en 2022

Ante la falta de éxitos en el campo de batalla, con la única victoria rusa desde julio de 2022 siendo la de enero en Soledar, para Putin, es esencial poder arengar a las tropas y tratar de mantener la unidad de los rusos. Ello aún cuando el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, admite que la batalla por Bajmut, la única ofensiva de Rusia actualmente en el frente, se libra a cambio de un gran coste en vidas, cada día cerca de cien de media, según su propio recuento.

En el otro lado, Ucrania cuenta las horas. El ministro ucraniano de Defensa, Oleksii Réznikov, dijo la víspera que "todo está listo" y que ya solo depende del Estado Mayor General, del comandante en jefe, Volodímir Zelenski, y de su equipo determinar "cómo, dónde y cuando" lanzar la operación. Según el portal independiente Meduza, el Kremlin ha preparado otro manual para sus propagandistas, en el que les pide que no subestimen en público la contraofensiva ucraniana en lo que es visto como una forma de preparar a la población ante eventuales éxitos de Kiev. Este martes Réznikov admitió a la agencia Interfax-Ukraine que "por supuesto nuestro éxito será de gran importancia para la continuidad del apoyo" de sus socios occidentales.