Fotograma del instante de una gran detonación. | Redacción Digital

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La noticia de la voladura de la presa de Nueva Kajovka, poniendo en peligro a «miles de civiles» según ha denunciado este martes el gobierno ucraniano, ha dejado impactantes imágenes y ha removido el panorama bélico en el país del Europa del Este en pleno inicio de la contraofensiva anunciada en su momento por Kiev. Este martes el ministro ucraniano de Exteriores, Dmytro Kuleba, ha acusado a Rusia de «crimen de guerra, causando probablemente el mayor desastre tecnológico provocado por el hombre en Europa en las últimas décadas».

Hasta ahora se ofrecen versiones contradictorias sobre los motivos que han llevado a la destrucción de la importante infraestructura, que regula el caudal del río Dniéper, y que complica sobre el terreno la contraofensiva ucraniana. Las autoridades prorrusas de Jersón lo atribuyen a fuego ucraniano en los alrededores, mientras que las autoridades ucranianas afirman que la detonación se produjo en el interior de la central.

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Existe preocupación en Ucrania por lo que pueda suceder en la zona más cercana a la presa, aunque la misma incertidumbre se extiende en las provincias que siguen el curso del río. Las simulaciones al respecto ya vaticinan la inundación de amplias áreas, comportando dificultades, por ejemplo en la destrucción de puertos o almacenes de grano, así como en la agricultura y las reservas de agua.

El alcalde de la localidad impuesto por Moscú, Vladímir Leontiev, ha informado que las aguas podrían no retirarse hasta dentro de 72 horas, según las previsiones, y han sido evacuadas cerca de 900 personas. Las autoridades impuestas por Moscú han declarado el estado de emergencia.