Fotocopia del testamento escrito a mano a cargo del exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi, fechado el 5 de octubre de 2020. | Reuters - CLAUDIA GRECO

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El testamento del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, fallecido en junio, reparte su inmensa fortuna entre sus cinco hijos, que poseerán su imperio empresarial, y riega de millones a sus tres colaboradores más queridos, como su hermano y la mujer que le acompañó hasta el final, Marta Fascina.

Los medios italianos publican fotografías de las últimas voluntades que el controvertido político dejó firmadas y escritas de su puño y letra en tinta negra antes de morir el pasado 12 de junio a los 86 años a causa de la leucemia que padecía desde hacía tiempo.

El documento testamentario más reciente lo firmó el 19 de enero de 2022 en Arcore, la localidad milanesa donde residía, justo antes de una de las frecuentes entradas al hospital San Raffaele de la última parte de su vida, aunque entonces se desconocía la gravedad de su estado de salud. En una carta, pide a sus hijos y legítimos herederos: «Estoy yendo al San Raffaele. Si no regresara, os ruego que hagáis lo que os digo. De vuestra herencia de todos mis bienes debéis reservar estas donaciones».

Berlusconi dejaba por escrito su deseo de «donar» cien millones de euros a su hermano Paolo y otros 30 millones a su fiel colaborador Marcello Dell'Utri, fundador de su partido Forza Italia y condenado a siete años de prisión por vínculos con la mafia siciliana Cosa Nostra.

Después figura Marta Fascina, la última novia de Berlusconi, 53 años más joven y con la que se «casó» simbólicamente en una ceremonia sin valor legal. La diputada recibirá otros cien millones de euros. La «viuda» del político, a la que se pudo ver llorar en el funeral en la catedral milanesa, se ha convertido en una figura importante en el «círculo» de Berlusconi, bendecida además por la primogénita de este, Marina, que la consoló públicamente durante las exequias.

De hecho el notario encargado de dar lectura al testamento, Arrigo Roveda, hizo saber que lo recibió de manos de Fascina en un sobre no sellado ante la presencia de dos testigos, los abogados representantes de los cinco hijos del político multimillonario. A lo largo de su vida, el ex Cavaliere amasó una fortuna estimada en más de 6.000 millones de euros entre sus empresas y propiedades de todo tipo, desde cuadros, villas, barcos, joyas o helicópteros.

La cuestión más importante es a quién irá a parar el emporio de la sociedad de cartera Fininvest, que engloba el coloso televisivo Media For Europe (MFE), la antigua Mediaset, el banco Mediolanum, la editorial Mediolanum y el equipo Monza, en Primera División.

No obstante, el político lo tenía decidido desde hacía casi veinte años: el primer documento de su testamento data de octubre de 2006 y reparte su paquete de acciones en Fininvest, del 61,21 %, en «partes iguales» entre sus cinco hijos. Sus herederos serán su primogénita Marina y Pier Silvio, fruto de su primer matrimonio con Carla Dall'Oglio y los únicos que tienen cargos ejecutivos en su imperio.

La primera ya preside Fininvest y su hermano controla MFE. Los otros tres hijos, Barbara, Eleonora y Luigi, son fruto de su matrimonio con la actriz Veronia Lario y siempre tuvieron un papel mucho más discreto en los «asuntos de familia». La fortuna no ha sido precisamente dividida en partes iguales. La ley exige que, en ausencia de cónyuge, dos tercios del patrimonio sí debe ser repartido equitativamente entre los hijos, mientras que el tercio restante puede ser dispuesto a voluntad.

De ese modo, el quinteto de vástagos recibirá el 8 % de la cuota del patriarca en Fininvest, hasta el 40 % «repartible», mientras que el 20 % restante se sumará a la cartera de Marina y Pier Silvio, que juntos podrán controlar el imperio con un 53 % de su capital total. El testamento de Berlusconi termina con una dedicatoria: «Por lo mucho que os quise y lo mucho que me quisisteis. Mucho amor para todos vosotros. Vuestro papá, Silvio».