Imagen de la marcha en la capital británica. | Reuters - ANDY RAIN

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Más de 300.000 personas, en su mayoría con banderas y pancartas, marcharon este sábado por el centro de Londres para pedir un alto el fuego en Gaza. La Policía se vio obligada a detener a 82 personas que buscaban alterar la protesta, que se desarrolló de forma pacífica. Con banderas palestinas y carteles pidiendo detener los bombardeos en la Franja de Gaza, jóvenes, ancianos y familias con niños caminaron desde el céntrico Hyde Park hasta la embajada de Estados Unidos, para pedir a este país que haga lo posible para frenar los ataques de Israel contra el enclave, que empezaron tras el ataque terrorista de Hamás en territorio israelí el pasado 7 de octubre.

La protesta coincidió con la celebración del recuerdo a los caídos en los conflictos armados -día del Armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial-, lo que provocó el malestar del Gobierno conservador de Rishi Sunak y también de un grupo de simpatizantes de extrema derecha que forcejearon hoy con las fuerzas del orden. La Policía Metropolitana de Londres (MET, en inglés) informó en su cuenta de X (antiguo Twitter) de que arrestó a 82 personas en el sur de Londres para evitar que alteraran el orden público y trataran de llegar cerca de la manifestación propalestina.

Los detenidos «forman parte de un gran grupo de contramanifestantes que hemos seguido de cerca y que han intentado llegar a la marcha principal» (propalestina), señala la Met, y agrega que continuará «tomando medidas para evitar el desorden». Esta mañana un grupo de extrema derecha trató de superar las vallas de seguridad colocadas en torno a la zona gubernamental de Londres, donde se produjo un forcejeo con las fuerzas del orden. Este grupo portaba banderas con la imagen de San Jorge, patrón de Inglaterra, y gritaban «Inglaterra hasta la muerte», y buscaba llegar al cenotafio, donde hoy tuvo lugar la tradicional ceremonia en recuerdo de los muertos en distintas guerras.

La Policía -que rechazó prohibir la manifestación, como quería el Gobierno- había desplegado más de 2.000 agentes para evitar disturbios en la marcha, considerada una de las más importantes de los últimos años en el Reino Unido por el alto número de asistentes. Varios políticos acusaron hoy a la ministra británica de Interior, Suella Braverman, de envalentonar a los grupos de extrema derecha tras criticar el jueves -en un artículo publicado en el diario "The Times«- la labor de la Policía, a la que acusó de »doble rasero« y de »tener favoritos" con los manifestantes propalestinos.

El alcalde de Londres, Sadiq Khan, dijo hoy en su cuenta de X (antiguo Twitter) que las trifulcas de hoy de un grupo de extrema derecha es «resultado directo» de los comentarios que la ministra de Interior hizo en el artículo en "The Times«. »La Met tiene mi total apoyo para tomar medidas contra cualquiera que busque fomentar el odio y violar la ley", agregó Khan. La portavoz de Interior laborista, Yvette Cooper, afirmó hoy en X que todo el mundo debe reflexionar sobre el impacto de sus palabras y acciones y ayudar a no inflamar los ánimos.

La manifestación propalestina fue organizada por varios grupos, entre ellos la Campaña de Solidaridad con Palestina, la Coalición Parad la Guerra, la Asociación Musulmana del Reino Unido, el Foro Palestino en el Reino Unido y la Campaña para el Desarme Nuclear. Los carteles de los manifestantes decían «Liberar a Palestina», «Fin del asedio», «Biden, deja de armar a Israel» o «Manos fuera de Palestina». Una de las asistentes, Arifa Kabiri, 30 años, dijo a EFE que esta ha sido la primera protesta en la que participa y admitió que no podía quedarse en casa «viendo el horror de la masacre y el genocidio de palestinos. Pedimos un alto el juego ahora. Nadie debería morir, me solidarizo tanto con las personas inocentes de Israel como con las de Palestina».

«Entiendo que los israelíes están conmocionados con lo que pasó el 7 de octubre (atentado terrorista de Hamás), pero el Gobierno israelí no deben responder como lo está haciendo, esto es una venganza, es una masacre y es un genocidio», añadió Kabiri. Otro asistente, Tim Simon, 60 años, profesor de primaria, señaló a EFE que protesta «contra el genocidio que está ocurriendo ahora en Gaza y pedir un alto el fuego. Estoy horrorizado con la masacre por el Estado israelí de 10.000 personas inocentes, 4.000 de ellos niños. Para mí esto no se puede justificar, es un crimen de guerra y es imperdonable».