Funeral por miembros de Kataib Hizbulá el pasado mes de diciembre en Bagdad. | Reuters - THAIER AL-SUDANI

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La Resistencia Islámica en Irak, una desestructurada amalgama de milicias leales a Irán creada tras el estallido de la guerra en la Franja de Gaza, está en el punto de mira de Washington después de que un ataque con dron matara a tres soldados estadounidenses en la frontera entre Jordania y Siria. Estas milicias han efectuado más de 170 ataques contra posiciones de Estados Unidos en Irak y en Siria desde el pasado 18 de octubre, cuando reivindicaron su primera acción contra una base iraquí con presencia de personal norteamericano, establecido en el país en el marco de la coalición internacional que lucha contra Estado Islámico.

La agrupación no ha reivindicado más acciones tras la muerte de tres soldados estadounidenses el pasado 28 de enero y, a la espera de una inminente respuesta de Washington, la milicia más poderosa de la Resistencia Islámica en Irak anunció el cese de sus operaciones mientras que otra de las principales prometió seguir con los ataques.

Pese a la reciente creación de la Resistencia Islámica en Irak, las milicias que la componen forman parte de otra agrupación progubernamental más amplia: la Multitud Popular, formada en 2014 tras un edicto religioso para hacer frente a la amenaza del Estado Islámico en el país. La Multitud Popular, integrada de facto en las Fuerzas Armadas iraquíes en 2016 y compuesta mayoritariamente por milicias proiraníes, tuvo un destacado papel en la derrota territorial del grupo yihadista en 2017, lo que le sirvió para legitimarse e incluso que su brazo político entrara en el Parlamento iraquí.

Sin embargo, fuera de esa agrupación progubernamental, algunas de estas milicias llevan atacando a las tropas estadounidenses en Irak desde 2020, a raíz del asesinato en Bagdad del poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní a manos de Estados Unidos. Aunque se desconoce cuántas milicias componen exactamente la Resistencia Islámica en Irak, las más poderosas de ellas y que se han atribuido acciones perpetradas por la agrupación son Kataib Hizbulá, Al Nujaba y Asaib Ahl al Haq, todas ellas consideradas por Washington como grupos terroristas.

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Desde el pasado 18 de octubre, han lanzado andanadas de cohetes, misiles y drones contra varias posiciones de EE.UU. en Siria e Irak, aunque en raras ocasiones estas acciones han causado daños o heridos, mientras que Washington ha respondido en contadas ocasiones y ha matado en Irak a una decena de miembros de Kataib Hizbulá y Al Nujaba. La agrupación no ha reivindicado más ataques desde el que mató a tres militares estadounidenses en Jordania, que cambió por completo el enfoque de las milicias y dejó entrever la desestructuración en el seno de la alianza.

Kataib Hizbulá anunció la suspensión de sus operaciones para «evitar avergonzar al Gobierno iraquí», debido a la delicada posición del Ejecutivo para mantener el equilibrio entre sus dos principales aliados: EE.UU. e Irán, ya que Washington acusa a Teherán de apoyar a estos grupos. Sin embargo, Al Nujaba anunció el viernes que continuará atacando posiciones estadounidenses y que responderá a cualquier «agresión» de Estados Unidos, que ha prometido represalias por la muerte de sus tres soldados.

Pese a alegar que sus acciones van dirigidas en apoyo a los palestinos de Gaza y que éstas no cesarán hasta que se ponga fin a la guerra, la Resistencia Islámica en Irak también busca presionar para la retirada de las tropas extrajeras del país, especialmente las estadounidenses. Según varios analistas, su manifiesto apoyo a Gaza es tan solo «una fachada» para lograr su objetivo principal, que llevan años persiguiendo con ataques y con propuestas ante el Parlamento iraquí para expulsar a los soldados estadounidenses de Irak.

La amalgama de milicias forma parte del denominado Eje de la Resistencia, una alianza informal más amplia liderada por Irán y que incluye al grupo chií libanés Hezbolá, a los rebeldes hutíes del Yemen, y a los movimientos islamistas palestinos Hamás y Yihad Islámica, entre otros. Ante las acusaciones de Washington, Teherán se desmarca de las acciones de estos grupos, y alega que actúan de forma autónoma y toman las decisiones por su cuenta, al tiempo que sus autoridades han reiterado en numerosas ocasiones que no quieren empezar una guerra pero que la República Islámica responderá si es atacada.